Cinexcepción / Ojo con la distribución

AutorHugo Hernández

El 2007 se acerca a su fin, y contra algunos pronósticos el balance que arroja la producción cinematográfica mexicana no es desalentador: a lo largo del año se realizaron más de 70 largometrajes. ¿Pero dónde están, o dónde estuvieron?, sería una pregunta automática: las películas nacionales aparecieron a cuentagotas en la cartelera comercial, y sólo en una semana extraordinaria pudimos celebrar la presencia simultánea de seis títulos; las otras fueron más bien precarias en este sentido. Y es que en el cine no todo es producción, y el gozo se puede ir al hoyo si no consideramos la ruta toda que ha de transitar una cinta.

Es cierto que algunos estudios transnacionales han establecido sucursales en suelo patrio, que bajo sus esquemas han hecho sus aportes cuantitativos a dichas cifras, y que seguramente se la pasarán fabricando películas de "género" en español y de bajo riesgo, sin embargo el problema que vislumbro está, ya no en la producción, sino en la distribución y en la exhibición, que tradicionalmente corren por cuenta de corporativos que pueden ejercer la censura.

Para ilustrar esta aseveración, hagamos un breve repaso de algunas cintas nacionales que este año se asomaron a las carteleras comerciales, y podremos apreciar que aquellas que asumieron verdaderos riesgos en lo formal y/o en lo temático se encontraron con la cerrazón de los consorcios distribuidores y exhibidores. Para la circulación de El Violín (2005) de Francisco Vargas, por ejemplo, una compañía no especializada en estos menesteres incursionó en la actividad; algo similar encaró Fraude, México 2006 (2007), el aguerrido documental de Luis Mandoki, cuya distribución se realizó...

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