La ciudad perdida

AutorÁlvaro González

En su época de mayor esplendor, la ciudad prehispánica de Oconahua concentró el poder político y económico más importante del valle de Tequila.

Ahora, más de mil años después, permanece enterrada y en el olvido, a pesar de ser uno de los emplazamientos prehispánicos más importantes del Estado.

El poblado de Oconahua, ubicado en el Municipio de Etzatlán, guarda más de un misterio debajo de sus cimientos, sus casas de adobe y sus calles angostas y empedradas.

Los habitantes saben que la ciudad prehispánica está debajo de ellos.

"Tenemos toda una ciudad aquí y nosotros vivimos en ella", asegura el pintor rural José Luis Santos.

Encontrarse restos de aquella cultura forma parte de su cotidianidad. Algunos pobladores tienen vasijas, piedras y piezas de cantera.

Simón, trompetista de la banda del pueblo, afirma que cuando abrieron una brecha, a una cuadra de su casa, encontraron una enorme piedra tallada que ahora usa su padre como lavadero.

Su abuela Francisca Carrillo conserva como adorno varias esferas talladas de cantera, una piedra no muy común en la región y que tuvo que haber sido traída de otro lugar.

Enterrado a 2 y 3 metros de profundidad, el Palacio de Ocomo, un edificio de más de 120 metros de largo, 25 de ancho y 4 metros de altura, fue uno de los más importantes de la ciudad sepultada, y aunque no sea visible, es el máximo orgullo del pueblo.

Redescubierto hace más de 30 años por el arqueólogo estadounidense Phil Weigand; hace un año, un equipo de investigadores dirigidos por Eric Orlando Cach Avendaño desenterró muros y una escalinata de gran manufactura.

"El edificio es una verdadera joya arquitectónica. No tengo duda de que cuando se investigue y restaure será uno de los edificios más importantes para la arqueología mexicana", asegura Cach Avendaño, también arqueólogo e investigador del Departamento de Humanidades, Artes y Culturas Extranjeras del Centro Universitario de los Lagos (CULagos).

Estos trabajos se realizaron con el apoyo del Colegio de Michoacán y la Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos (FAMSI), con sede en Florida, instancia que donó 9 mil 800 dólares para las excavaciones.

A pesar de la invasión de los propietarios, quienes han construido sobre la estructura, y del uso agrícola de sus terrenos, el especialista estima que el 85 por ciento de la zona se encuentra preservado, según lo pudieron constatar en la última excavación.

Este trabajo permitió conocer con más precisión la historia del lugar...

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