Ciudades virreinales, patrimonio mundial

AutorAdalberto Ríos Szalay

Fotos: Adalberto Ríos Szalay

Además de áreas naturales excepcionales y diversas zonas arqueológicas prehispánicas, 10 ciudades y sitios virreinales de México, dada su importancia histórica y cultural, han sido inscritas como parte del Patrimonio Mundial

Campeche

En 1999 Campeche fue inscrita en la lista de la UNESCO de Patrimonio Mundial. Lo anterior fue un reconocimiento a la valía de una ciudad que conjuga el valor de su arquitectura civil y religiosa con el diseño urbano y sus emplazamientos militares.

Buena parte de los fuertes, bastiones y fosos de Campeche sobrevivieron a la destrucción, para dar testimonio de una ciudad amurallada considerada en su tiempo modelo militar; baste señalar como ejemplo el fuerte de San Miguel, cuyas obras comenzaron a finales del siglo 17 después de cruentos ataques piratas.

La belleza de sus casonas y parques, ahora restaurados, hacen de Campeche una de las ciudades más bellas de México, ciudad que tuvo gran importancia como puente y puerta de entrada de múltiples expresiones culturales llegadas a México, para convertirse posteriormente en elementos representativos de la música, la pintura y la gastronomía mestiza.

Puebla

La ciudad de Puebla fue fundada como ciudad novohispana en 1531. Punto intermedio entre la costa del Golfo y la capital del virreinato, fue desde el principio un gran centro comercial.

Puebla tuvo un notable desarrollo que se manifestó en la monumentalidad de sus edificios, como la Catedral levantada en los siglos 16 y 17, el Palacio del Arzobispo o sus peculiares casonas palaciegas cubiertas de azulejos, aplicando piezas de Talavera.

Uno de los edificios que mejor refleja momentos boyantes del virreinato es la capilla del Rosario, donde es manifiesta la riqueza de un momento en que la pujante Nueva España creaba ciudades y generaba fortunas y que Puebla, ciudad española por antonomasia, paso de riquezas camino de ultramar, tenía que demostrar piadosa gratitud por la bonanza.

Las yeserías, los dorados y los incontables angelitos...

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