Cobijan la espera

AutorRebeca Herrejón

Diez pesos bastan para que todos los días Juana Jaime Vences tenga casa, cama y alimento cuando acude al Hospital Civil Fray Antonio Alcalde a revisión desde Puerto Vallarta.

Su recámara la comparte con otra decena de mujeres que tienen un denominador común: van a tratamiento al nosocomio con un familiar como acompañante. Durante una temporada viven en el Albergue El Buen Samaritano, ubicado justo enfrente del hospital.

"Toda la atención y los servicios que nos dan, en ningún lado nos los prestan", asegura Juana.

Ella llegó al hospital con un tumor de 10 por 4 centímetros en la parte baja de su rostro. El 25 de mayo se lo retiraron y, durante su recuperación, vivió en el albergue; hoy regresa regularmente a revisión.

La posada, explica Daría González González, encargada del lugar, nació como iniciativa de un matrimonio que vio las necesidades de los familiares de los pacientes que pernoctaban afuera del nosocomio -en las banquetas o bancas del Jardín Botánico- debido a la falta de recursos para pagar una estancia.

Desde 1979, cuatro hermanas capuchinas misioneras llegaron aquí y el albergue, que antes era pequeño, hoy puede atender entre 75 y 80 huéspedes simultáneamente.

"Nosotros les damos dónde dormir, dónde se bañen, dónde laven su ropa y las tres comidas", explica Daría.

Sus inquilinos son generalmente personas de bajos recursos, provenientes de rancherías, pueblos y otros Estados, que acuden a Guadalajara a los servicios de consulta externa o cirugía del hospital.

La mayoría de los huéspedes llega derivada del Área de Trabajo Social del nosocomio y por cada día de estancia cubren una cuota de recuperación de 10 pesos, que no alcanzaría ni para cubrir la mitad de los servicios que reciben si los pagaran en otros lugares.

El espacio es operado por tres personas, además de las religiosas, quienes están encargadas de la limpieza y la cocina.

Teresa Barón es la responsable del menú diario. Todos los días hay sopa; en otros sirven papas como guisado y, cuando menos una vez al mes, asegura, un platillo con carne. Eso sí, siempre con tortillas y frijoles.

A diferencia de otros albergues, los huéspedes de El Buen Samaritano tienen hora de ingreso y salida. Las puertas se...

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