Cocaína 'de sabores'

AutorDenis Rodríguez y Mario Gutiérrez

Toma la piedra de coca y la pica con un cuchillo sobre la mesa. Tritura los granos con una tarjeta telefónica y pesa el polvo que queda en la báscula. De cada gramo tienen que salir seis, para que rinda.

"La cocaína pura es de color blanco amarillento", explica como una experta. "Cuando es pura es lisita. Si no, cuando la mueles con una credencial se oye como si fuera azúcar y es blanca, blanca".

Andrea tiene 18 años y ya domina la alquimia del narcotráfico. Ella formó parte del grupo que controlaba la venta de cocaína en la Preparatoria 12 hasta hace unos meses, cuando la abandonaron al finalizar sus estudios.

Ahí la droga se clasificaba en cocaína pura o "reina", de 100 a 150 pesos la dosis, o "coca de durazno" y "de uva", a 70 pesos la "grapa".

La diferencia entre éstas no era su sabor, sino el volumen de raticida, aspirinas o ampicilina que los jóvenes narcotraficantes le añadían para "cortarla" y quintuplicar sus ganancias.

En Jalisco el 90 por ciento de la cocaína comercializada al menudeo se adultera con toda clase de compuestos para abaratar su producción: desde talco y azúcar hasta detergentes y metanfetaminas, lo que agrava el que por sí mismo es un problema de salud pública.

"Es rarísimo encontrar en la calle cocaína pura", señala Francisco Páez Agraz, subdirector del Instituto Jalisciense de Salud Mental. "Ellos compran una cocaína más o menos pura y para hacerla rendir y obtener dinero la cortan con cosas a veces absurdas, sobre todo las que se les van ocurriendo".

De acuerdo con el experto, el 70 por ciento de las dosis adulteradas contienen azúcares que no producen efectos secundarios de gravedad, pero advierte la presencia de otros compuestos que multiplican la nocividad de la droga.

"Una persona que utiliza cocaína muy impura o con todos estos compuestos altamente irritantes sí puede lastimar a tal grado la mucosa olfatoria, que está ligada a la circulación sanguínea cercana al cerebro.

"Estas personas quedan con una debilidad en esa zona que una infección normal, como una gripe o faringitis fácilmente puede pasar al cerebro y convertirse en meningitis o un cuadro de encefalitis más grave", indica Páez Agraz.

Un distribuidor de droga comenta que al adulterar la droga es imposible que los compradores identifiquen que el producto se encuentra rebajado.

Para Páez Agraz, eso propicia que el consumidor se sienta capaz de inhalar dosis más altas y, por ende, incremente sus efectos nocivos.

"A una concentración muy baja de cocaína...

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