Su cocina llega a los 60 años

AutorMaría Minero

A los 18 años, armada con las enseñanzas culinarias de su abuelita Hildeliza, Josefina García abrió un pequeño puesto de comida en su casa, en el barrio de Santa Tere, en el que sillas y mesas se montaban en la calle.

Años más tarde, la sazón de ese rincón se extendió por varios puntos de la Ciudad, y un gran número de tapatíos ha degustado un plato de pozole o una orden de enchiladas en alguna de las 10 sucursales de La Gorda.

"En 1956 empecé en un cuartito, era una cosa completamente rudimentaria; todo lo molía en metate y las tortilla se hacían a mano", comparte Josefina, quien a los 15 se casó con Marcelino Rodríguez y a los 17 años ya tenía dos hijos.

García, hoy de 80 años, señala que tras la pérdida de empleo de su esposo se vio en la necesidad de instalar un puesto afuera de su casa, donde con Marcelino y la abuela formó un equipo inigualable que los llevó a mantenerse de lo que más disfrutaba: cocinar.

"Me crié con mi abuelita y ahí me enseñé a guisar, todo el tiempo estuve dentro de la cocina, antes a la escuela no le daban tanta importancia", señala.

Esa cenaduría de barrio que de boca en boca fue adquiriendo popularidad, iniciaba sus labores de disponer platos de pozole, tacos, sopes, enchiladas y tortas, a las 18:00 horas, y a veces terminaba de madrugada.

"En ese entonces no había locales, te salías a vender con tus mesas y bancas. Se empezó a crear fama, primero con los del barrio y después llegaban carros de otras colonias".

Por un futuro

Josefina cursó hasta sexto de primaria y dice que uno de los mayores motivos que la llevó a crecer su cenaduría fue el brindar educación a sus siete hijos.

"Para eso he trabajado toda la vida, formé siete hijos con carrera universitaria; tengo médicos, licenciados, contadores, todo lo que se necesita en una empresa.

"Mis hijos desde pequeños se fueron integrando, todos llegaban a cooperar en el negocio, pero su tarea principal era estudiar", destaca Josefina, quien tiene 19 nietos y 12 bisnietos.

Después de casi 20 años de adaptar la cenaduría en su casa, decidió rentar un local a media cuadra, donde el negocio comenzó a formalizarse y posteriormente se abrieron las primeras sucursales en Jardines Alcalde, Arboledas y Jardines del Bosque, respectivamente.

En cuanto a si alguna vez imaginó la dimensión que alcanzaría su proyecto, afirma que siempre lo tuvo en mente, a pesar de las dificultades.

"Son sueños que te forjas y logras. La mentalidad positiva y el no dejarme vencer me ayudaron; si...

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