Combata el estrés sin salir de la oficina

AutorGabriel Orihuela

¿Con qué frecuencia le duele tanto el cuello que le cuesta trabajo ver al monitor o tiene que contestar el teléfono de pie porque no soporta estar sentado un minuto más? No importa si trabaja en una oficina o en una línea de producción, en algún momento de la jornada tendrá que dejar de hacer su trabajo porque esa persistente molestia le exige que se detenga.

La razón de esto es el estrés, es decir, según la Real Academia de la Lengua, la situación de un individuo, o de alguno de sus órganos o aparatos, que, por exigir de ellos un rendimiento superior al normal, los pone en riesgo de enfermar.

Ese estrés, explica Silvia Valencia, jefa del Departamento de Psicología Aplicada de la Universidad de Guadalajara, se traduce en casi todas las personas en cierta reacción física, como los molestos "nudos "de tensión en el cuello.

"Cierta rutina y ciertos procesos laborales llegan a pesar sobre el ánimo de los trabajadores ", señala.

Por cierto, Valencia tiene una definición más ligera para el estrés: el desfase entre lo que se quiere y lo que se tiene.

Pero, por sencilla, la definición de Valencia permite comprender la dimensión real del fenómeno: cuando se quiere algo y no se obtiene, se generan situaciones de tensión, que tienen una serie de síntomas, los cuales van del cansancio a la depresión.

"Tanto quiere uno servir y estar bien que terminan nulificándose: hay grandes ejecutivos que llevan un ritmo y una presión de trabajo que, definitivamente, los lleva a un límite de cansancio mental y de cansancio emocional, que físicamente deteriora ", señala.

La psicóloga social señala que una de las causas de estrés más recurrentes es la ausencia de una comunicación adecuada.

"Debemos manifestar que algo nos molesta, pero, ¿cuántas veces nos lo acepta un patrón?, ¿cuántas veces nos lo acepta nuestro compañero?", comenta.

Para empeorar la situación, el enojo que provoca en los empleados una situación de su desagrado, no es algo aceptado por la sociedad actual.

"En nuestra cultura, de hecho, el enojo es poco apreciado, y se nos exige que lo anulemos; sin embargo, como no se puede anular, se asume físicamente, de tal forma que encuentra un canal, posteriormente, en una conducta que no es deseable ", explica.

Y para terminar con el cuadro, agrega, un fenómeno muy común en las empresas es la comunicación de doble vínculo, es decir, cuando el empleador o el empleado transmiten un mensaje a la otra parte, pero actúan de manera contraria a ésta.

"El empresario...

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