Confiesa que mutila por desesperación

AutorAndrés Zúñiga

"Nadie merece que le hagan eso (que lo maten y lo mutilen), fue una desesperación", sólo atinó a decir la mujer que mató de un balazo a su marido y lo partió en dos.

Cabizbaja, Yesenia Navarro Ríos, de 28 años, indicó ayer que su marido Jesús René Muñoz Gutiérrez no se merecía lo que ella le hizo y trató de justificar su proceder argumentando que fue un arranque de desesperación.

Sin dar muchas explicaciones y de manera escueta, la mujer dijo ante la prensa estar arrepentida y agregó que era víctima de maltrato físico y sicológico desde hace tiempo.

Antes de ser remitida al Juzgado Cuarto de lo Criminal por el delito de parricidio, la mujer, con la voz entrecortada, mandó un mensaje a sus dos hijos de 4 y 8 años, quienes permanecen con familiares de la víctima.

"Díganles que los quiero mucho", se limitó a decir.

Aunque no sabe nada de ellos desde la mañana del sábado en que los dejó en una guardería, Navarro Ríos mostró preocupación e incertidumbre por el futuro de los pequeños, ya que ella podría pasar muchos años en la cárcel.

Desde hace tiempo la mujer había planeado deshacerse de Muñoz Gutiérrez porque ya no soportaba los golpes y humillaciones, por lo que buscó la primera oportunidad para asesinarlo, la cual se presentó la madrugada del sábado.

La noche del viernes Navarro Ríos decidió matar a su marido, por lo que antes de irse a la cama tomó una pistola calibre 9 milímetros.

Incluso antes de intentar conciliar el sueño colocó la pistola debajo de su almohada para esperar el momento propicio, sin embargo, por la presión que sentía esa noche no pudo dormir.

Cerca de las 5:00 horas del sábado y cuando Muñoz Gutiérrez trató de despertarse, su mujer sacó debajo de la almohada el arma y le disparó en la cabeza.

Luego del disparo, se dirigió a la recámara de sus dos hijos para ver si el ruido no los había despertado.

Al verificar que los pequeños aún dormían, esperó a que amaneciera para llevarlos a una guardería y no descubrieran el cadáver de su padre.

A su regreso a la vivienda, ubicada en el Fraccionamiento Rinconada de Guadalupe, Navarro Ríos subió al segundo piso y arrastró el cadáver hasta el patio, posteriormente tomó un serrucho y un hacha y mutiló el cuerpo por la cintura.

Luego lo roció con gasolina para incinerarlo en un lugar lejano de su casa, sin embargo, mientras la mujer encendía el boiler para bañarse una chispa...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR