A Contrapelo / Cazadores y ecologistas

AutorJuan García de Quevedo

En todos los pueblos de Jalisco hay por lo menos un 10 por ciento de población armada. No son guerrilleros pero actúan, por la estupidez oficial, como si lo fueran. Se esconden de la Policía estatal y municipal porque se les persigue. Ellos son campesinos, son cazadores. Muchos apenas cuentan con chispas, pisponeras, otros tienen sus escopetas de un solo tiro y otros las famosas hechizas, y en la temporada de caza, que está por iniciar el 12 de octubre, se la juegan porque el instinto de cazador está en los genes. Cazan para comer, pero fundamentalmente por el instinto, la vocación de cazar. También está el cazador de la ciudad, que ama el campo, la naturaleza, pero tiene el mismo instinto, la misma vocación, el mismo gen heredado. El cazador citadino cuenta con mejores armas y, sin ser furtivo, es decir, con todos los papeles en regla, huye de las policías con la misma destreza guerrillera que los campesinos. En todo el mundo se caza y sobre todo en la Europa civilizada; justamente en Europa y en los Estados Unidos de América es donde más se caza y más cazadores existen organizadamente. Aquí en México, el cazador es visto como delincuente, inmoral, bárbaro, por las buenas conciencias ecologistas que francamente ven la cacería como un crimen propio de personas incultas y bárbaras. Al cazador mexicano se le complica la vida desde el papeleo burocrático interminable hasta la policía que lo persigue en lugar de cuidarlo. Sin embargo, los cazadores son víctimas, casi todos, de unas herencia familiar que desata ese gen que todos tenemos. En Francia, por ejemplo, los cazadores han formado una organización política que postula candidatos bajo las siglas de CPNT, que significa Caza, Pesca, Naturaleza, Tradiciones. Pretende, entre otras cosas, mejorar la calidad de vida de la ciudad y el campo, principalmente. Como Francia tiene en Europa una larga y fuerte tradición ecologista, postula el derecho a la diferencia, la tolerancia y las libertades. Defiende a las pequeñas poblaciones rurales en una Francia de las diferencias, en una Francia diferente. Por ejemplo, en lo referente a las tradiciones, postula que la caza es una herencia popular revolucionaria, la pesca, economía y pasión ancestral y la naturaleza, la comunión del hombre con su entorno que se tiende a perder y hay que recuperar. A un pariente político mío poco le importa el gaulismo, socialismo; él siempre vota por el partido de los cazadores porque, como elector, esa organización es la...

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