ConVino / Sin fallas

AutorAntonio Laveaga

Como en casi todo, es más fácil detectar lo malo que lo bueno.

Comenté en días pasados que asistí a varias catas de vinos, ahí, algunos expertos opinaban en voz alta sobre lo que degustaban... Que este vino tiene exceso de brettanomyces, que se le detecta mucha acidez pero es volátil, que la pirazina está muy presente, que el TCA, y así un montón de palabras técnicas que le restaban calidad.

Amablemente les comenté a mis compañeros de mesa que si podían guardar silencio hasta acabar de catar y que trataran de enfocarse en las cualidades en vez de los defectos, la cata cambió.

A veces en el vino se pueden detectar aromas ajenos a este, no deseables; esos son los llamados defectos.

Hay algunos que podemos tolerar, casi imperceptibles, producto de la complejidad de manufactura de un vino y se debe aunar a la capacidad o umbral de percepción del catador o degustador; entre ellos puede ser el ácido acético, que huele a acetona y a veces desaparece cuando se oxigena.

También hay intolerables, no son parte de la estructura del vino y pueden alterar el sabor franco del producto, aquí puedo mencionar el típico olor y sabor acorchado o a moho, el TCA (tetracloroanisol).

Y los terceros, los defectos de estilo de vino que van de la mano con los oxidados, los de reducción y los vegetales. Ahora sí, nada con exceso, en este caso el mejor ejemplo es el que aporta la pirazina, presente en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR