ConVino / La Nebbiolo

AutorAntonio Laveaga

Mucho se ha hablado de las uvas insignia de los países, y más los del Nuevo Mundo vinícola, eso tarde que temprano cambiará, no sé si de modalidad, es decir, dar prioridad al terruño, o de variedad de uva, pero cambiará.

Los países que se muevan más rápido son los que trascenderán, como Argentina, que antes de que pase de moda su cepa insignia, la Malbec, ya está pensando en otra que los represente y, aparte, en legislar sus terroirs o zonas de cultivo.

De México se ha comentado que no se persigue una uva estandarte, aunque coquetean muchas por la adaptación al clima y al terruño. Aquí se apuesta por la creatividad de los enólogos en cuanto a mezclas y a la particularidad de la tierra.

Las variedades que más se han acercado para que nuestro País tenga una insignia son la Tempranillo, que por sus características sería ideal; la Garnacha, que antes hacía vinos de corte y con la modernidad de la enología ya encontramos monovarietales; y la Nebbiolo (mexicana), que es la que todos conocemos y a muchos nos satisface.

¿Por qué pongo entre paréntesis "mexicana"? Recorramos la historia. En 1932 llega a México Don Esteban Ferro, enólogo italiano, y se traslada a trabajar a las bodegas vinícolas de Ensenada. Para 1939 quiere invadir de vides parte del Valle de Santo Tomás, pero el plan se abortó debido a la Segunda Guerra Mundial y a la parte natural de escasez de agua en la región. Para ese entonces, 1946, se plantaron mil hectáreas, lo que era descomunal.

De las variedades más famosas que trajo de su país fueron: Nebbiolo, Barbera, Grignolino, Dolcetto, Freisa, Moscato de Canelli y algunas otras que fueron desapareciendo con el tiempo. Desafortunadamente, por descuido y desconocimiento, las vides se mezclaron desde el...

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