Coordenadas / Las lecciones españolas y el pleito con Chávez
| Autor | Enrique Quintana |
La telenovela de Chávez, el Rey Juan Carlos y Zapatero tiene lecciones más interesantes de lo que parece.
¿Se imagina usted en un foro internacional al Presidente Calderón defendiendo a Andrés Manuel López Obrador, señalando que a pesar de estar en sus antípodas ideológicas no se puede descalificar a quien fue un actor del juego democrático mexicano?
O, viceversa. ¿Entra en lo que usted considera posible el hecho de que AMLO defendiera en una reunión internacional al Presidente Calderón frente a los ataques de algún representante de otro país?
Al menos yo no lo imagino.
El hecho de que un Presidente socialista de España haya salido a la defensa de uno conservador, con quien tiene diferencias profundísimas en el ámbito político, es muestra de una faceta de la cultura política de la cual carecemos.
Aunque el gran "show" luego de la Cumbre Iberoamericana tiene que ver con el estallido del Rey frente a las interrupciones de Chávez y toda su secuela, casi nadie se ha detenido a considerar el significado de que Zapatero haya defendido a Aznar.
Pero, precisamente ese hecho es reflejo de algo que puede explicar el éxito económico de España frente a la mediocridad de la economía mexicana.
En 1970, el Producto Interno Bruto por persona de España era de 1 mil 178 dólares y en México era de 736 dólares. Es decir, España nos ganaba "apenas" por 60 por ciento.
En el 2006, el dato de México fue de 7 mil 963 dólares, mientras que en España la cifra llegó a 27 mil 903 dólares. La diferencia creció de 60 a 250 por ciento.
Todavía a principios de los 70 se veía a España como una nación en vías de desarrollo y hoy es uno de los principales exportadores de capital de Europa.
El hecho de que resulta inimaginable que los dos contendientes políticos del 2006 pudieran defenderse uno a otro en un foro internacional es una expresión del hecho de que, pese a las reformas que se han logrado en los últimos meses, seguimos siendo incapaces de realizar cambios en las reglas del juego, profundos, y que tengan la aceptación de todas las fuerzas políticas.
En España, los debates más duros -y vaya si lo son- entre las fuerzas políticas más importantes tienen que ver principalmente con temas políticos, como la postura frente a la ETA o el juicio de los responsables de los ataques del 11 de marzo, que han sacado chispas en la vida política española.
Nadie pone sobre la mesa la discusión respecto a si España debería integrarse más a Europa o si sus empresas deben globalizarse.
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