Esas cosas navideñas...

AutorTessie Solinis Casparius

Cuéntame de Navidad...

Creadores literarios e ilustradores locales convocados por MURAL dan una muestra de sus talentos en esta serie de cuentos. Sígales la pista hasta la Noche Buena.

Ilustración: Casus Olivas

Tenía flojera, sabía que era inevitable y que tendría que sacar del fondo del clóset las 6 cajas empolvadas de adornos navideños. Cada año lo mismo, todo un brete para que dure tan poco.

Toda aventura navideña comienza con la selección del árbol, paso cerca de 30 minutos revisando ejemplares hasta encontrar el ideal (ese que luego veo que está medio chueco, seco o con una zona despoblada en su fronda). "No importa"

-me digo- "no se notará con los adornos", mismos que hay que inventariar comenzando con las esferas (esas que por arte de magia estallan en el interior de la caja).

Luego, darme cuenta que de las 18 series de foquitos navideños sólo dos sirven y, por supuesto, están completamente enredadas, tarea engorrosa que toma cerca de media hora en la que grito, hiperventilo y me desespero... para justo, en el momento en el que lo logro, piso por error el foquito que la funde completamente.

Una vez terminado el árbol, como en toda celebración navideña- porque de eso se trata- se coloca el nacimiento. Aquellas piezas de barro cuidadosamente envueltas en papel periódico, pareciera que cada año se asoman mostrando su discapacidad, por ejemplo, de los ocho borregos sólo uno tiene las cuatro patas, María perdió la cabeza y uno de los pastores está manco y cojo. Sin contar con la simpática escena de tener peces más grandes que borregos y un niño...

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