Cuándo es bueno interceder

AutorYngrid Fuentes

Reclamar a los maestros por una sanción impuesta a los hijos, en el afán de protegerlos, tiene una terrible desventaja: perder la oportunidad que se presenta de formar un adulto responsable de sus acciones.

Por eso, expertos en educación invitan a evaluar en qué momentos sí es pertinente ponerse los guantes para echarse un round con profesores o directores en favor de los hijos y cuándo es mejor permitirles asumir las consecuencias de sus actos.

Sanciones para bien

Para la mayoría de los padres es difícil romper el hábito de saltar al auxilio de sus niños cada vez que se les presenta una dificultad.

Sin embargo, indican psicólogos, gran parte del aprendizaje de una persona viene de sus tropiezos y de las consecuencias.

"Todas las intervenciones de los papás, si es posible, deberían de estar orientadas a un propósito mayor, que es ayudarle a su hijo a ser una persona íntegra, feliz y comprometida", indica Julia Gallegos, doctora con especialidad en dificultades sociales y emocionales.

"Los papás deben de apoyar a los hijos, pero no a quitar sanciones que les corresponden, sino más bien a fomentar en ellos que sea como una lección de vida. Hay que aprovechar esas oportunidades de la copia del examen, de haber ofendido a la maestra o a algún compañero, para que sean una reflexión en familia".

Al permitir a los hijos afrontar las consecuencias de sus acciones, se les manda el mensaje de ser responsables al actuar.

"Si el padre o la madre hace que le quiten la sanción, el único mensaje que le estás enviando a tu hijo es que puede desafiar a las autoridades, que el respeto no es un valor importante", advierte Gallegos, directora del Centro Mexicano de Inteligencia Emocional y Social.

¿Se debe intervenir?

Las personas no pueden dar algo que no tienen, señala Gallegos, por lo que enfrentar todas las batallas por los hijos es también negarles la oportunidad de aprender a resolver conflictos.

"Es totalmente incorrecto privar a alguien de algo que sí puede hacer y que, al contrario, lo debe de hacer porque eso lo hace crecer como persona", cuestiona.

Esto es, por supuesto, tras una evaluación a conciencia del tipo de conflicto a tratar."Lo primero es ver la gravedad. Si es por ejemplo un problema del niño que tiene un malentendido con el maestro porque no tiene la tarea y lo regañaron, yo creo que ahí si el papá debería de esperar a que él resuelva ya si ve que no pues entonces entra", recomienda la doctora en psicología Guadalupe Villarreal.

Un paso...

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