José Luis Cuéllar Garza / UdeG, crisis y oportunidad

AutorJosé Luis Cuéllar Garza

La fragilidad institucional es un mal congénito de las universidades públicas. Ello no es extraño ni malo, sino reflejo de los contenidos de la autonomía de que gozan: la vitalidad e intensidad de los actores que las forman, la pluralidad característica de sus quehaceres y la dificultad para autogobernar la vida de una entidad sociocultural compleja en un contexto adverso a las libertades y proclive a su apropiación política.

Son comunes así verdaderas historias de infamias sufridas o infligidas a, o desde, la universidad pública, ventiladas a fin de cuentas en la arena de sus dirigencias, muchas veces contrapuestas a los poderes públicos y otras tantas en pugna irresoluble con corrientes opositoras internas.

En esta amarga historia y visto el largo plazo, el caso de la Universidad de Guadalajara es mucho más significativo por su magnitud y por la forma en que bien o mal ha resuelto su vida institucional, manteniendo niveles de competitividad altos y condiciones de estabilidad apreciables.

Por mucho que sería deseable entonces que pronto se resuelva el grave conflicto que se vive en la UdeG, nada sería peor para su desarrollo que cerrar abruptamente el debate abierto sobre su presente y porvenir, pretendiendo ocultar las inquietudes que llegaron a calar en el ánimo de la sociedad al calor de la confrontación vivida los últimos meses.

Independientemente pues del curso legal que se dé a los procesos abiertos en el Consejo General Universitario del viernes pasado, la Universidad nos debe explicaciones respecto a los siguientes asuntos del máximo interés público: Uno. El significado de la reforma aprobada para transformar el programa de estudios de Bachillerato con base en competencias. En el mismo sentido, es indispensable que la UdeG y el Gobierno del Estado revisen la conveniencia de mantener este nivel de educación en el seno de la Universidad.

Dos. Junto con ello, el Plan de Desarrollo Institucional por formular, tendría que reflejar adecuadamente las necesidades de formación e investigación de la sociedad jalisciense del nuevo siglo, mediante programas de enseñanza flexibles y pertinentes.

Tres. La administración central haría bien en informar a la comunidad cómo y por qué se han distribuido los recursos presupuestales ordinarios y complementarios, justificando el mantenimiento de programas de difusión cultural y de empresas universitarias deficitarias o no prioritarias.

Cuatro. Revisar la idoneidad de las medidas de descentralización y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR