Cuentan recuerdos

AutorJavier Peralta

Mural/Corresponsal

METZTITLAN.- Hace dos lustros doña Matilde Olivares Escamilla, entonces con 60 años, pudo detallar al del censo que poseía una casa con balcón a La Vega y borregos y puercos, y una familia de dos hijas y dos hijos que venían a pasar las vacaciones procedentes del Distrito Federal.

Hoy, en el 2000, la esperanza desapareció un día de octubre tragada por el agua. El piso es de barro que se desmorona al menor movimiento, el techo es cielo, las paredes esqueletos que se bambolean, y los animales de crianza, cadáveres que nunca volvieron a asomarse. Censar, contar lo inexistente fue la tarea emprendida por muchachos de gorra y delantal blanco. Porque aquí hace unos meses que creció la laguna hasta borrar el pasado.

Es la tierra ésta que a doña Matilde Olivares le hace recuperar el humor ante la pregunta que de qué están hechos los pisos de su casa. Quién sabe de qué, pero un tiempo fueron mosaico. Hoy, luego que el 5 de octubre de 1999 el agua trajo a estas tierras recuerdos de la nada, saben que sólo podrán contar y anotar en hojas con un lápiz de dibujo del dos y medio lo que ya no es.

El pueblo se adelantó a la consigna de ser polvo al nacer y polvo al morir. Habitantes: polvo y más polvo. Indices de salud y nutrición: polvo y más polvo. Casas con techo de: polvo. Niños con enfermedades: de polvo. Recuerdos: cada vez de más polvo.

Se fue el agua, le cuentan a un entrevistador...

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