Dan grito de vida
Autor | Cielo Mejía |
Un grito de ayuda se clama en la Calle Mariano Jiménez, en la casa 840. Ahí, a dos cuadras del Hospital Civil Nuevo, se refugian niños con insuficiencia renal, quienes junto a sus familias, esperan un trasplante que les salve la vida.
Quiero Vivir es el nombre de la asociación civil que se ubica en esa finca, y que desde hace ocho años, se dedica a mejorar la situación de niños y adolescentes que sufren de un mal casi irreparable: un riñón que no funciona.
Para Juan Carlos Pablo Lázaro, de 15 años, vivir con insuficiencia renal significa que debe medir cada gota de los líquidos que toma al día porque su riñón no los filtra bien; los refrescos, el jitomate, el queso y los frijoles ya no existen en su dieta. Una desobediencia al respecto podría repercutir en su salud.
El joven, sin embargo, sonríe. Desde hace cinco meses le realizan la diálisis, un proceso mediante el cual se extraen las toxinas de su riñón para que éste pueda seguir funcionando.
"Me siento contento, aquí (en Quiero Vivir) me ayudan con los medicamentos, con las bolsas que necesito para hacer mi diálisis, cada ocho días vengo, cada martes", relata; él y su madre son nuevos en la asociación.
En una de las habitaciones de Quiero Vivir, María Lázaro, mamá de Juan Carlos, prepara el proceso de la diálisis, la cual debe realizarse en un cuarto higiénico para reducir el riesgo de infecciones.
Ellos son oriundos de Michoacán y en su domicilio no hay condiciones adecuadas para realizar la diálisis ambulatoria, por lo que la asociación les ayuda con hospedaje y gastos.
Desde hace siete años, Eva Judith Naude Pérez es presidenta de Quiero Vivir.
Como uno de sus hijos padeció insuficiencia renal, ella buscó ayuda hasta que encontró a la organización, de la cual se volvió presidenta.
"La experiencia ha sido maravillosa, aunque así como tengo ya 26 niños trasplantados, mi experiencia también ha sido triste, muchos niños se nos han ido", dijo.
Quiero Vivir tiene el objetivo de acompañar a los niños con insuficiencia y a sus padres: se les da medicina, dinero para estudios, educación, pláticas, hospedaje, comida.
Lo único que no puede hacer la organización es conseguirles un trasplante, ya que los niños que no tienen un pariente quien haga la donación vivo relacionado y deben anotarse en la lista de espera de donaciones cadavéricas que hay en el Estado.
En la casa de la asociación hay un albergue en el que se recuperan los niños trasplantados y sus donadores, también quienes vienen de lejos...
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