Daniela Sánchez / Miserable silencio

AutorDaniela Sánchez

"Es demagogo, falso, no está cumpliendo lo que ofreció a la gente (...) es un simulador".

El anterior es un pronunciamiento hecho en contra del actual Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Una aseveración cargada de fuerza, desaprobación y acusación, carente de prueba alguna, pero digna de alguien que ejercerá durante su mandato una política rigurosa en contra de los demagogos, dictadores autoritarios e irrespetuosos de los derechos humanos. Una acusación digna de alguien que va a alzar la voz contra la injusticia, o al menos eso se esperaba.

Sobre la Avenida Río de Janeiro, que acompaña el curso del río Guaire, en la enfurecida ciudad de Caracas, Venezuela, se postra altísima e imponente la Embajada mexicana.

Ya desde el Gobierno del General Ávila Camacho en 1940, este edificio se luce con rigor enfatizando la fraternidad entre ambas naciones. A través de los años y sin distinción alguna, México ha continuado las relaciones diplomáticas con nuestro compañero latinoamericano, aprobando, con la presencia de nuestros embajadores, los distintos gobiernos que han representado la ilustre bandera tricolor. Es de pertinencia resaltar, que la relación entre el gobierno de Nicolás Maduro (sin mencionar el de Hugo Chávez) y el encabezado por nuestros gobiernos anteriores no fue la más fraternal; con cada acto autoritario y dictatorial que el bigotudo y su predecesor desplegaban, más presión sentía el Servicio de Relaciones Exteriores mexicano y la Secretaría de Relaciones Exteriores para justificar su presencia en Caracas.

El 4 de enero del año en curso, los 14 países miembros del Grupo Lima, se hicieron presentes en el Palacio de Torre Tagle, en la ciudad capital del Perú para su periódica reunión ministerial. Afortunadamente y en beneficio de la desesperada población venezolana, la agenda prevista resultó ser un poco más turbulenta de lo usual. Con la proximidad de la toma de protesta de Nicolás Maduro, estipulada para el día 10 de enero del presente y continuando con la Presidencia que encabeza desde las elecciones extemporáneas de abril del 2013, se postraron sobre la mesa los alarmantes indicadores de que la elección no fue del todo legítima; la ausencia de los observadores internacionales independientes y de los propios actores políticos y organismos electorales internos hacen que la elección del que habla con pajaritos parezca estar viciada de nulidad.

Con admirable...

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