Daniela Sánchez / RAE, rompe el techo de Cristal

AutorDaniela Sánchez

Dentro de los barandales que rodean el parque del Retiro en Madrid, se encuentra un Palacio de Cristal, con techos de vidrio y una estructura de 22 metros de altura, la escultura arquitectónica es traslúcida y transparente, de forma que cualquiera que entre puede contemplar la cambiante belleza que el arbolado parque alberga.

A unas cuantas cuadras de distancia, en el número 4 de la Calle de Felipe IV, erguida está la Real Academia Española, un edificio relativamente pequeño si se toma en cuenta el imperio cultural que representa. A diferencia del artístico palacio de cristal, la sede de la RAE es más bien estoica, desconectada de la realidad y su apariencia asimila con pericia lo que es en realidad: una institución vieja y tradicionalista. Al interior de la fortaleza las cosas no van del todo bien, el mundo conectado le ha traído mucho trabajo; hispanohablantes de diferentes países conectan sus ideas para formar modismos nuevos, usos distintos y significados radicalmente cambiantes.

La Academia es un órgano que intenta mantener unificado el idioma en los más de 20 países que lo practican y, lo que resulta aún más interesante, la Academia tiene por objeto reglamentar el uso del español basándose en el uso cotidiano que se le da al idioma. En marzo de 2018 un grupo de estudiantes de secundaria en Tenerife logró, a través de alguna de las ventanas de oportunidad que la RAE otorga, cambiar uno de los significados que brotan al ingresar la palabra "fácil" en su buscador, pues anteriormente una de las definiciones que la "honorable" institución amparaba era "Dicho especialmente de una mujer: Que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales", fomentando una desagradable concepción cultural que sistematiza la violencia de género.

Sería magnífico que la antigua institución mudara sus operaciones al palacio de cristal en el Retiro, donde podrían admirar la cambiante realidad social que ocurre a su alrededor y romper el techo de cristal. El debate no fue cosa fácil, bajo el hashtag #HazloFácilRAE, las alumnas impulsaban un movimiento social que luego fue apoyado por diversas voces en Internet, la RAE contestaba protegiendo su definición con "el uso cotidiano del lenguaje". El argumento de la institución resulta muy reconfortante si se utiliza entonces a la luz de otra vertiente del lenguaje, el inclusivo. Cada vez son más las personas que utilizan el lenguaje inclusivo y cada vez es mayor la presión que siente la Academia...

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