Daniela Sánchez / De rifles y aceptación

AutorDaniela Sánchez

Después de que un grupo de personas armadas, al ritmo del corrido llamado "No soy tan malo", que se refiere al líder del CJNG, repartieron despensas en diferentes puntos del estado de Jalisco, un enardecido debate en redes toca fibras sensibles de la opinión ciudadana sobre el poder público y, particularmente, sobre la legitimidad. Esta misma semana, el primer ministro de Canadá anunció la prohibición de armas de asalto en posesión civil después del peor tiroteo masivo que ha enfrentado el país.

Escribo mi reflexión.

La organización de un Estado de Derecho moderno consiste principalmente en acordar las conductas que se consideran nocivas para el desarrollo social pacífico en un territorio determinado. Es entonces cuando México decide qué tanto se penaliza el homicidio y si el aborto es o no un delito. Todos estos detalles se acumulan creando una representación de la Identidad Nacional y generando el Orden Constitucional. Ya advertidos por Aristóteles, es posible considerar que el Estado Democrático se recarga sobre una falacia ad populum, que otorga legitimidad a las mayorías, y la Norma Fundante Básica de Kelsen se reduce a la fuerza del pueblo en voluntad común.

La representación jurídica de la identidad nacional es un conjunto de actividades del poder público que construyen el Estado de Derecho, específicamente la generación de leyes que contemplen las prerrogativas acordadas, la vigilancia del cumplimiento de estas prerrogativas y la aplicación de sanciones cuando se incumplen.

Cuando existe una discrepancia evidente entre la opinión pública y la representación jurídica de la Identidad Nacional, surgen problemas de legitimidad serios que se vinculan con el ejercicio del poder público. En otras palabras, cuando el Estado mexicano no satisface ideológicamente a sus integrantes, la opinión de los integrantes sobre el Estado, personificado en esencia por el Ejecutivo (federal o local), decrece considerablemente.

El ejercicio del poder público debe castigar las conductas que...

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