David Gómez-Álvarez / Bienvenido, Evo

AutorDavid Gómez-Álvarez

El día de ayer aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el avión de la Fuerza Aérea Mexicana que transportó al depuesto presidente Evo Morales desde Bolivia hasta nuestro país, luego de una convulsa travesía a lo largo de todo el subcontinente. El periplo diplomático fue sorteado con audacia por el canciller Ebrard, en una operación magistral que lo encumbró como el protagonista principal de esta zaga política latinoamericana.

El asilo político a Evo Morales, hay que decirlo, es una buena noticia para el país. No porque se simpatice con él ni con su ideología o sus políticas, e independientemente de lo desaseado del proceso electoral en Bolivia -y posterior crisis constitucional- que culminó con su renuncia forzada, en lo que podríamos calificar como un golpe de Estado.

Es una buena noticia porque la vida de Morales corría riesgo y se inició un hostigamiento por parte del Ejército y de la policía de Bolivia en su contra. México, en apego a nuestra larga tradición humanitaria de asilo, concedió de inmediato refugio al ex mandatario. No es el primero (ni será el último) en ser acogido bajo esta condición de urgencia. Así arribaron a nuestro país Giuseppe Garibaldi, José Martí, León Trotsky, Luis Buñuel, Ramón Xirau, León Felipe, José Gaos, Félix Candela y Remedios Varo, además de miles de nombres anónimos que nos enriquecieron con su historia, identidad y diversidad.

Dos episodios reflejan el talante humanitario y el estricto apego al derecho internacional de nuestra política exterior: el 19 de marzo de 1938, bajo el gobierno del General Cárdenas, México fue el único país miembro de la Sociedad de Naciones (la antecesora de la ONU) que protestó por escrito contra la anexión de Austria a la Alemania nazi. El otro episodio es todavía más conmovedor, y tal vez mejor conocido. Se trata de la titánica labor de Gilberto Bosques Saldívar, cónsul general de México en Francia (representante de Cárdenas en Europa, en realidad) entre 1939 y 1942, al que se le reconoce haber salvado a miles de personas que escapaban del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando París fue tomada...

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