David Gómez-Álvarez / Las razones detrás de la renuncia

AutorDavid Gómez-Álvarez

En apenas siete meses de gobierno ha renunciado una docena de Secretarios de Estado, subsecretarios, comisionados y directores generales, incluido el del IMSS, todos funcionarios de alto nivel. En el mismo periodo han renunciado y se ha despedido a casi 20 mil funcionarios públicos de niveles intermedios. De no frenarse el desmantelamiento de la Administración pública, este tendencia al autosabotaje tendrá graves repercusiones para el país, no sólo para el gobierno.

La renuncia de Carlos Urzúa, Secretario de Hacienda, es por mucho la más grave de todas. No porque sea insustituible, sino por las razones que aduce en su carta de renuncia. No es un caso aislado ni un tema personal: se trata de un patrón que se repite en las cientos de renuncias que están ocurriendo. Todas advierten que se están tomando decisiones sin sustento ni evidencia y que se están imponiendo nombramientos de gente sin aptitudes. Ya sea por escrito, como lo hicieron Urzúa y Germán Martínez, o en privado, muchos funcionarios que han tenido que abandonar el gobierno coinciden en ambas razones.

Carlos Urzúa estaba contra la pared desde el inicio de la Administración, cuando en la negociación del presupuesto quedó claro que no alcanzarían los recursos. El también economista de El Colegio de México había sido citado a comparecer por los recortes, al mismo tiempo que personajes poderosos lo presionaban para que tomara decisiones irresponsables. Era cuestión de tiempo para que renunciara. Esto no es una buena noticia para nadie, aunque algunos festejen los tropiezos del Presidente. Y no lo es porque la salida de los funcionarios más ecuánimes deja en manos de los más radicales la conducción del Estado. Estamos perdiendo interlocutores sensatos con el Gobierno de la República. Personalidades como Alfonso Romo están cada vez más cerca de convertirse en un elegante florero de Los Pinos que en un jefe de la Oficina de la Presidencia.

La evidencia empírica y los datos duros no son elementos ideológicos, sino fundacionales de toda buena administración, sea de izquierda o de derecha, liberal o conservadora. La austeridad republicana, casi franciscana que prometió el Presidente era urgente, pero se equivoca en la manera de...

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