David Gómez-Álvarez / Desde la sociedad civil

AutorDavid Gómez-Álvarez

A quienes apuestan

por TRANSVERSAL

El Estado contemporáneo no solo ha probado ser ineficiente, sino que ha resultado insuficiente. La complejidad de los problemas públicos y la diversificación de las demandas sociales en aumento han demostrado que el Gobierno no puede por sí solo. A todas las escalas y en todas las latitudes, las autoridades públicas están rebasadas. Desde los Gobiernos más desarrollados que enfrentan retos inéditos hasta los Gobiernos fallidos que incumplen con su mandato, lo cierto es que las autoridades de todo el mundo atraviesan por una crisis de gobernabilidad.

Tras el repliegue del Estado -a partir del consenso de Washington y las llamadas políticas neoliberales- se generó un vacío que diversos actores no estatales han ocupado. A partir de la crisis fiscal del Estado y de representación política de las democracias, diversos actores han irrumpido en el escenario, no necesariamente para promover el interés general, sino para impulsar sus intereses particulares. El Estado ha sido cooptado por grupos de interés que han marginado a la sociedad civil de las decisiones fundamentales de las naciones.

En esta nueva gobernación, las organizaciones de la sociedad civil no han ocupado los espacios que les corresponden, entre otras razones, por su incapacidad de articularse entre sí para incidir estratégicamente en las decisiones públicas. No obstante, algunos Gobiernos han reconocido sus límites, abriéndose a la participación ciudadana en búsqueda de la legitimidad perdida. Así surgió la idea de la gobernanza: como una fórmula de cogestión entre gobierno y sociedad que, en la práctica, ha sido más discursiva que real. En el fondo, los grupos de poder que detentan los Gobiernos no suelen priorizar las demandas ciudadanas, sino que tergiversan el apoyo popular para sus propios fines.

El abrumador triunfo de López Obrador se explica, entre otras razones, por que logró capitalizar el malestar ciudadano y proponer una transformación profunda que privilegia a los más pobres. Las decisiones del Presidente, sin embargo, apuntan hacia una concentración excesiva de poder, una partición del empresariado, un desdén por la academia, un embate contra de los medios de comunicación y una polarización de la sociedad en general.

Uno...

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