EN EL DEBATE / Bullying: ¿problema escolar?
Francisco Ayón López
"Los hechos violentos, repetidos, más cercanos en tiempo y espacio y con una frecuencia que se incrementa día a día, impiden el recurso a la comprensión de ese mundo percibido como desajustado, improbable y amenazante".
Miguel Bazdresch Parada, Entretextos.
Pareciera que al hablar de la violencia, existen pocas cosas que nos asombran. Todos los días vemos o conocemos de escenas de violencia: padres que lastiman a sus hijos, niños que agreden a sus compañeros en la calle o en la escuela, autoridades que se exceden en el uso de la fuerza, personas que se burlan de quien es diferente, asaltantes que matan para robar, videojuegos o programas de televisión que muestran el abuso como una forma de convivencia, grupos delictivos que toman calles para atemorizar. La violencia está presente de muchas formas en nuestra vida, pero no por ello debemos permitir que esta presencia se vuelva normal como forma de conducta.
La violencia se reproduce en todos los espacios de convivencia social: el hogar, el barrio o la colonia, los parques, las comunidades virtuales, el trabajo y las escuelas.
Si bien es cierto que la violencia no es generalizada como conducta de los alumnos en las escuelas, también lo es que no son pocos los casos que se presentan: entre agosto de 2012 y junio de 2013 la Secretaría de Educación del Estado de Jalisco recibió 317 casos de acciones violentas en forma de acoso escolar, de agresiones psicológicas, físicas o una combinación de ambas, dirigidas contra quien es diferente, contra el más débil, contra las mujeres o niños en condiciones de vulnerabilidad física y/o económica.
La violencia, en todas sus formas, preocupa a la mayoría de los integrantes de la sociedad, pero especialmente nos preocupa en la comunidad educativa, entendida ésta como los estudiantes, maestros, administrativos, personal de apoyo, padres de familia y el resto de las autoridades que conviven en una escuela.
El Gobierno de Estado trabaja en la instrumentación de estrategias para impedir que la violencia siga siendo parte de la normalidad. Como sociedad, necesitamos sacarla de nuestras casas, erradicarla de nuestras escuelas, impedir que se considere como una vía para alcanzar metas y lograr que su reproducción no se vea como algo ordinario. Las aulas son el espacio ideal para sembrar esta estrategia.
Para conseguirlo, ya se ha realizado un trabajo de coordinación entre la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Desarrollo e Integración...
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