EN EL DEBATE / En defensa de la urbanización

Ramón Guerrero

Para seis de cada siete jaliscienses la ciudad es el espacio en el que transcurre la vida cotidiana, donde aprendemos a convivir y establecemos nuestras relaciones. En el entorno urbano trabajamos y descansamos, es el referente geográfico donde materializamos las decisiones, las acciones y los deseos; ahí nos desenvolvemos y ahí mismo forjamos la herencia para las siguientes generaciones. La historia contemporánea se escribe en las ciudades. No es de extrañar, por tanto, que en torno al desarrollo urbano y a su ordenamiento se susciten los más encendidos debates: La ciudad es el punto de concurrencia de los intereses más antagónicos y el sitio donde más ampliamente se manifiesta nuestra pluralidad. No es una máquina homogénea, sino el lugar de encuentro entre las tradiciones y las vanguardias.

En los últimos meses hemos atestiguado un escenario donde el Código Urbano, reformado en noviembre, desempeña el rol infamante, incluso sus defensores lo refieren como un documento perfectible y apuntan la necesidad de reformarlo nuevamente. Simultáneamente, varios actores institucionales, con objetivos distintos, han emprendido acciones legales para combatir las recientes reformas, calificando sus prescripciones como antijurídicas, inhibidoras del progreso económico, contrarias a los derechos humanos o atentatorias de la autonomía municipal. Desde estas últimas dos trincheras, la del respeto a la autoridad de los Ayuntamientos y la que busca restituir las garantías fundamentales lesionadas, se inscribe la Acción de Inconstitucionalidad que presentó el Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano en el Congreso de Jalisco, y que ya fue admitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde el pasado 8 de diciembre.

No obstante, sin soslayar la pertinencia de las acciones contenciosas, interpuestas como medio legítimo para reivindicar los derechos que se estiman vulnerados o como instrumento para resguardar los intereses que a cada actor atañen, no se debe perder de vista que su telón de fondo es la confrontación entre distintas visiones sobre lo que debería ser y lo que debería proveer el desarrollo urbano. Ciertamente hay polémicas entre verticalidad u horizontalidad, entre calles abiertas o cotos cerrados, entre preservación e innovación, entre peatonalización o priorización de la infraestructura vial.

Tal diversidad nos obliga a recordar que el objetivo más trascendental, cuando se asume la encomienda de generar plataformas...

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