EN EL DEBATE / Extorsiones y 'derecho de piso'

Dante Jaime Haro Reyes

Una de las preocupaciones más importantes y actuales en México es la concerniente a la grave problemática que enfrenta el sistema de justicia penal y la seguridad pública en México.

Otro de los grandes problemas pendientes por resolver es el relacionado con el combate a la delincuencia organizada, particularmente el narcotráfico y sus diferentes esferas, ya que extendió sus redes hacia otras actividades: secuestro, contrabando, prostitución, venta de piratería, extorsiones. Es precisamente a esta última actividad a la que dedico algunas reflexiones.

Para hablar de la extorsión es necesario saber su definición. Según la Real Academia de la Lengua Española, extorsión es la amenaza de pública difamación o daño semejante que se hace contra alguien, a fin de obtener de él dinero u otro provecho. En el ámbito jurídico es una figura delictiva consistente en la amenaza o coacción ejercida sobre una persona para obligarla a entregar una cosa, ceder un derecho o realizar un acto determinado, en todo caso contra su voluntad.

En nuestro país este problema ya ha alcanzado grandes niveles, ya que no sólo hay un tipo de extorsión, sino que tiene múltiples variantes. El principal tipo de extorsión es a través del teléfono, y recientemente ha venido creciendo significativamente una nueva variable de extorsión, con características mixtas, es decir, puede ser telefónica o presencial; es la relacionada con el cobro de cuotas, "derecho de piso" o "renteada".

En esta modalidad los delincuentes exigen el pago de cuotas o cobro de una renta a comercios, profesionistas con interrelación pública (médicos, contadores y abogados, entre otros) y, en últimas fechas, a empresarios de diversos rubros, con el fin de garantizarles protección. Las rentas se pagan en forma semanal, quincenal o mensual, en efectivo. Se debe destacar que a diferencia de las llamadas de extorsión, en el "derecho de piso", sí se presentan los extorsionadores ante sus víctimas y sí existe un alto riesgo para las mismas.

Sin embargo, pagar una extorsión no garantiza seguridad, por el contrario, somete a la víctima a una explotación constante e incrementa el riesgo a sufrir algún daño patrimonial. Si esto continua así, se corre el gran riesgo de que la delincuencia organizada suplante al Estado en muchas zonas del país, ya que como dice mucha gente, hoy se cobran "derechos de piso" a empresas de todo el país, y lo hacen con una eficacia que ya la quisieran nuestros sistemas de...

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