EN EL DEBATE / Por un mejor transporte

Diego Monraz Villaseñor

"¿Y por qué ahora sí?" ha sido una de las preguntas que a partir del anuncio de esta semana del Gobernador Enrique Alfaro, ha surgido no sólo de periodistas y analistas de la movilidad. Y es que después de tantos intentos y tanta promesa incumplida en estos asuntos, la duda brota de manera natural.

La deuda sobre contar con un sistema de transporte público digno, suficiente, seguro y accesible es de más de tres décadas. Y a pesar de que Jalisco y el Área Metropolitana de Guadalajara no cuentan con el peor transporte del País, sí deja mucho que desear lo que hoy tenemos, y el usuario por eso lo califica con 5 sobre 10 en su calidad y prestación de este estratégico y vital servicio público.

De acuerdo con los últimos estudios con que contamos, sabemos que hoy se van a realizar 4.4 millones de viajes en transporte público en el AMG y que una de cada tres personas destina de 3 a 4 horas al día en este transporte, en donde también el 80 por ciento de las mujeres no se sienten seguras porque han tenido algún tipo de experiencia de violencia de género, de entre muchos tipos de indicadores que nos confirman que el cambio en la columna vertebral de la movilidad del Estado no puede esperar más.

¿Y por qué ahora sí? Porque la crisis en la movilidad afecta a todos, porque las pérdidas económicas, de tiempo y de calidad de vida son altísimas. Pero también porque desde hace más de 5 años existe una ley que permite migrar a un esquema más eficiente y de mayor control, a un modelo en donde al transformar el modelo de hombre-camión a un esquema empresarial se eliminan las corretizas, se disminuyen los excesos de velocidad y muchas de las malas prácticas de operadores que presionados por conseguir sus ingresos compiten salvajemente en la calle con los accidentes y mal trato ya conocidos.

Porque ahora llega un Gobierno que tiene claro que si sólo se logró el 10 por ciento del objetivo que se puso la anterior Administración, es porque el transportista se resistió en gran medida por la poca transparencia como se le planteó, porque se le imponían marcas y proveedores para supuestamente mejorar su trabajo, y también se arrinconaron llenos de dudas sobre cómo sería manejado su dinero. Los pocos que migraron lo hicieron carentes de un modelo financiero, con grandes simulaciones y transmitiendo muchos de los vicios del hombre-camión. Los anuncios y cortes de listón en la presentación de unidades no lograron de fondo contar con los elementos...

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