EN EL DEBATE / De la nostalgia al Óscar

Víctor Osuna

Tal como alguien debe observar un fresco o un mural de manera paciente y contemplativa para poder desenmarañar todos los significados posibles que lo envuelven y que lo construyen, desde aquellos que saltan a simple vista hasta aquellos que se conforman de manera semiótica e inconsciente, yo he observado Roma.

Creo que no es la mejor película en la carrera del director Alfonso Cuarón, pero sí es su obra más íntima. El autorretrato en una colección de obras por encargo con tintes personales que lo plasmaban, pero no lo reflejaban de la manera en que Roma lo hace.

Y es lo que la crítica especializada ve y está reconociendo: la capacidad del cine para plasmarnos de una u otra forma en la historia de otro.

Es poesía en movimiento y parte del corazón de los mexicanos de antes y ahora, que vivimos en un país barroco y exquisito que va desde acciones banales como limpiar las heces del perro o preparar un licuado de fresa, hasta las que cambian tu vida para siempre como perder un hijo no deseado o arrojarse al mar sin saber nadar.

Como cinéfilo creo que no es una cinta fácil ni entretenida, y obviamente no la podrías explotar con secuelas o precuelas. Porque Roma no es ese tipo de cine. Incluso le comenté a mi acompañante que difícilmente me gustaría verla de nuevo, pero que lo haría a manera de estudio profesional.

Como joven cineasta creo que es una cinta inspiradora, aplaudible, técnica y narrativamente fantástica, la fotografía, el sonido, las actuaciones, el diseño de producción y la propuesta de dirección. Al verla me di cuenta de todo lo que los cineastas mexicanos podemos lograr.

Estamos hablando de una producción mexicana y "ajena" a Hollywood filmada en blanco y negro, completamente en español y mixteco, que habla de un tiempo y un espacio poco conocido para el mercado internacional.

Un México de contraste entre paisajes, ideologías, valores y contextos en los que cada individuo dependiendo de su raza, edad, sexo y estatus social tiene que sobrevivir.

Es la producción de una compañía de streaming y no de una gran productora enfocada en la distribución en salas de cine. La posibilidad de hacer cine que no tiene que pasar por complejos cinematográficos para llegar a su meta principal.

Su distribución limitada no le afectó para alzarse como una de las favoritas de la prensa extranjera y la Academia ni para lograr ser vista por millones de mexicanos que ahora hablan, bien o mal, pero hablan de ella.

Como joven cineasta encuentro...

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