EN EL DEBATE / Corrupción, ¡viva!

Luis Rabinal González

Faltó la más relevante de las reformas: La del Estado de Derecho. La razón: no existe voluntad política para llevarla a cabo.

No hay legislación, obra pública o proyecto que un Gobierno de la República que deje sin hacer si tiene la voluntad de hacerlo. Habiendo voluntad política el único obstáculo posible lo es la sociedad civil, cuando actúa de manera decidida.

De esta suerte, transcurrirá el sexenio sin que la corrupción sea inhibida aún un poco. Sin voluntad para adoptar las medidas que los estudiosos han recomendado, el País continuará sumergido en el peculado, en el abuso, en el despojo, la evasión y la falsedad, sin que haya juez, auditor o procurador que contenga estas conductas, tan arraigadas y generalizadas que no puede decírsele al Presidente Peña Nieto que carece de razón al señalar que es, la corrupción, una expresión cultural de ésta como de cualquier sociedad. Si puede reprochársele al Ejecutivo la resignación que demuestra. Nuestro problema es la corrupción generalizada, no la de algunos de sus ciudadanos, que es la que se presenta donde humanos haya.

Una sociedad tiene dos rutas claras para abatir la corrupción: A través del imperio de las leyes, con sus eficientes instituciones, y a través de la educación de sus integrantes. Hay países con un alto índice de imposición de la ley, con una población poco educada, y la corrupción no se generaliza. La certeza de la sanción inhibe a la gente, no su convicción necesariamente. En otro tenor, hay países con una población muy educada y, por consecuencia, una alta observancia de la ley resultado de la convicción y voluntad personales para acatarla, reduciéndose la corrupción a casos aislados, dada la naturaleza humana.

¿Cuál ruta debe México privilegiar? En mi opinión, la primera, promoviendo el Estado de Derecho. En México, la seguridad que un sistema legal sólido e implacable provee, constituye hoy una urgencia en todos los campos de la actividad humana, pública o privada. La paz social y la competitividad reclaman a gritos abatir la corrupción, y la educación, como proceso generacional que es, no podrá ayudarnos con la prisa que se requiere, aunque, desde luego, debe incluirse en la estrategia de construcción de ese Estado de Derecho.

El interés creado más poderoso de México es la corrupción, por lo que la batalla será descomunal. Sin embargo, por ella, el País va rumbo al colapso, por lo que abatirla ha sido siempre, pero hoy urgentemente lo es, una...

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