Denise Dresser / Crear cascajo

AutorDenise Dresser

Todos los días presenciamos un acto de demolición. Todos los días padecemos una pulsión destructiva. El nuevo Gobierno dinamita las viejas instituciones, en nombre de la transformación, en aras del cambio. El IMSS, Prospera, la Conadis, la CRE, la Semarnat, el Instituto Nacional de Migración, las estancias infantiles, eliminadas o vaciadas o estranguladas u obligadas a seguir reglas dictadas desde arriba que minan su capacidad de actuar hacia abajo. Instituciones imperfectas, corrompidas, politizadas, repletas de cuates que llegaron ahí por cuotas. Instituciones que con frecuencia traicionaban su misión fundacional para cumplir con cualquier capricho presidencial u algún objetivo partidista. Pero instituciones al fin, con normas que tenían razón de ser, reglas que tenían motivos para existir. Habría que limpiarlas y profesionalizarlas y refundarlas y reforzar su autonomía. Pero el Presidente prefiere desechar en vez de remodelar; prefiere usar la bola de demolición aunque deje montañas de cascajo tras de sí.

Y desmantela por antojo, no en función de la evidencia. ¿Dónde está el censo que supuestamente reportó corrupción generalizada en las estancias infantiles? ¿Dónde está la evaluación de Prospera que llevó a la eliminación del programa? ¿Dónde está el análisis de las decisiones tomadas por la Comisión Reguladora de Energía que sustenten su sometimiento? ¿Dónde está el estudio que avale la necesidad de recortes brutales a la burocracia del Estado, porque eso fortalecerá su gestión? Sería más fácil apoyar las decisiones gubernamentales si estuvieran basadas en argumentos, y no sólo en impulsos. Sería más sencillo aplaudir lo que AMLO decreta si enseñara los datos que lo llevaron a tomar esa decisión. Pero mucho de lo que el Gobierno hace parece está basado en los prejuicios del Presidente, y no en la deliberación razonada de quienes lo rodean.

La instrucción presidencial en todos los ámbitos es sencilla: entregar recursos, repartir dinero y hacer todo sin mediación. No preocupa sustituir instituciones que actuaban discrecionalmente por otras que lo harán aún más. No importa si se destruyen programas bien evaluados o se desmantelan organismos necesarios para el funcionamiento democrático o se colonizan agencias diseñadas para regular la depredación de los mercados. Antes había mala regulación...

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