Denise Dresser / Antes y después

AutorDenise Dresser

Para René Delgado. Gracias, gracias.

"Es correcto aprender aun de nuestros enemigos", escribió Ovidio, y vaya que hay lecciones dolorosas de las elecciones recientes. Aprendizajes que ocurren a golpes, a tropezones, después de tantos puntapiés. Enseñanzas que siguen sorprendiendo, moretón tras moretón, cabezazo tras cabezazo. Y la más importante de todas: después de lo que costó crearlo, echarlo a andar, dotarlo de credibilidad y volverlo el catalizador de la transición democrática, el sistema electoral está quebrado. Roto. Deshecho. En el Estado de México y en Coahuila yacen los restos de lo que alguna vez aplaudimos y hoy ya no existe. La equidad trastocada, las autoridades electorales desacreditadas, el terreno nivelado de juego alterado. En 1997 celebramos elecciones impolutas; en 2017 las enterramos. Y aprendimos que importa tanto lo que ocurre antes de depositar el voto en la urna, como lo que pasa después.

El verdadero problema no está en el PREP o en el conteo rápido o en las actas o en las casillas, aunque ahí también hubo irregularidades. La explicación del deceso de la democracia electoral está en otra parte. En la evidente compra del voto vía estrategias como "Tarjeta Salario Rosa", con promesas de activación a cambio de apoyo al PRI. En el caudal de recursos que fluyeron al Edomex vía programas sociales como Prospera, PAL, Sin Hambre, Adulto Mayor, Procampo en los meses previos a la contienda. En las increíbles cifras de participación y de entusiasmo casi europeo, en municipios rurales donde el PRI ganó por un amplio margen. En lo que se vio en sitios como Ixtlahuaca, donde el 70 por ciento de la población recibe algún tipo de ayuda social y El País detectó una afluencia electoral extrañamente alta a favor del tricolor. En el clientelismo político abierto, definido por la politóloga Susan Stokes como "la oferta de bienes materiales a cambio de apoyo electoral, en el cual el criterio de distribución es sencillo: '¿me apoyaste o me apoyarás?'".

Esa inducción acompañada de amenazas, de amedrentamiento, coronas de muerto, cabezas de puerco ensangrentadas arrojadas con intenciones intimidatorias. En Edomex y también en Coahuila, el priismo mandó un mensaje: recurrirá a todos los instrumentos a su alcance para mantenerse en el poder. He ahí el mapa de ruta marcado para la...

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