Denise Dresser / Paleozoico pejista

AutorDenise Dresser

El gobierno de López Obrador sigue demostrando cuál es la verdadera transformación que busca. No se trata de transparentar, actualizar, democratizar, desarrollar o reverdecer a México. Más bien busca resucitar dinosaurios. Darle respiración artificial al Carnotauros que es la Comisión Federal de Electricidad; asegurar una transfusión sanguínea al Parasaurolophus que es Pemex; rescatar especies en extinción que dependen del combustóleo y del carbón. El objetivo es poblar de nuevo al Parque Jurásico del capitalismo de Estado a través de reformas regresivas en el sector energético. He ahí lo publicado hace unos días en el Diario Oficial, revirtiendo las posibilidades de generación, inversión y desarrollo de las energías renovables. He ahí la obsesión de Rocío Nahle por refinar y carbonizar en vez de innovar y descontaminar. Ella y sus defensores se erigen en defensores de la "soberanía nacional", cuando lo que hacen es convertir a los consumidores en carnada para Manuel Bartlett.

A dentelladas, la secretaria de Energía destruye lo avanzado para asegurar una transición energética de energías sucias a energías limpias. A zarpazos hace todo lo posible por provocar la huida de la inversión privada aunque ello implique violar la ley, triturar tratados ambientales, desconocer compromisos internacionales, provocar la renuncia del titular de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria o poner en riesgo la salud de los mexicanos y el futuro del planeta. Con el pretexto de la contingencia del Covid-19 y asegurar la "confiabilidad del sistema eléctrico ante una caída en la demanda", suspende arbitrariamente y de manera indefinida la operación de centrales de energía eólica y fotovoltaica. Con un argumento espúreo, Nahle produce el Paleozoico pejista en materia energética. Una era en la cual se cancelan 78,000 empleos, se ponen en riesgo 6,400 millones de dólares de inversión, se antagoniza con la Unión Europea y Canadá, se manda otro mensaje amenazante al sector privado y se expone al gobierno a litigios multimillonarios que seguramente perderá. La llamada 4T no quiere innovar; prefiere contaminar. No le interesa regular; prefiere atropellar. No quiere competir; prefiere monopolizar. No le preocupan los consumidores; prefiere expoliarlos.

Porque los reptiles rapaces como Pemex y la CFE...

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