Denise Dresser / Yo, pueblo

AutorDenise Dresser

Jamás pensé vivir en un país donde el término "sociedad civil" tuviera connotaciones negativas. Donde el concepto "contrapeso" fuera cuestionable. Donde la defensa de la división de poderes fuera controvertida. Donde exigir el fortalecimiento en vez del desmantelamiento institucional fuera reaccionario. Donde para entender la política tenemos que estar atentos a cada palabra que pronuncia el Presidente, como lo hacíamos en los viejos tiempos de la Presidencia imperial. Donde señalar esto significa ser clasificada en automático como fifí, elitista, complaciente ante el dolor y la rabia y el resentimiento legítimo de los desposeídos. Estos son los tiempos del pueblo bueno y las élites insensibles; de los que buscan la verdadera transformación y quienes son sus enemigos. Estos son tiempos de canallas y la 4T se encargará de identificarlos.

Con todo respeto, Sr. Presidente, yo también soy pueblo. Los científicos a los que tilda de "mafia" también son pueblo. Los profesionistas educados a los que acusa de "aprender mañas" en el extranjero también son pueblo. Los miembros de la burocracia a los que despide y sataniza también son pueblo. Las mujeres trabajadoras y víctimas de la violencia a quienes desprotege también son pueblo. Las organizaciones de la sociedad civil "conservadora" que llevan años peleando por buenas causas también son pueblo. México es muchos Méxicos: los de abajo, los de arriba, los de en medio, los de tez blanca, los de tez morena. México es Yalitza Aparicio y Alfonso Cuarón. México no es homogéneo ni está dividido sólo en ángeles y demonios, en miembros del pueblo sabio y élites que se dedican a exprimirlo.

Al construir un país binario, usted pone en peligro el pluralismo que toda democracia debe respaldar. Usted y quienes mimetizan su forma de pensar y hablar ponen en jaque mis libertades y las de otros. En su mapa mental no puedo tener voz, ni derecho a disentir, ni capacidad de participar, o sólo debería hacerlo por la vía partidista. No soy mexicana auténtica, de a de veras, o no merezco serlo. Como a tantos más, se me lincha por mi supuesta identidad, no por mis argumentos. Una identidad apócrifa, alejada de mi biografía, de quien soy, de donde vengo. Una identidad estereotipada que me coloca en el basurero de las élites complacientes cuyo privilegio se construyó...

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