Denise Dresser / Tren demorado

AutorDenise Dresser

Cada vez más presente, como si fuera una institución haciendo historia. Cada vez más ausente, como si rehuyera la cita que tiene con ella. Así es la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A veces se comporta como un tren bala que corre de prisa y con destino claro. Y a veces es tan sólo un tren demorado. Retrasado. Tardío. Con 11 pasajeros divididos en torno a la velocidad deseable y la ruta posible. Un tren lejano que recorre el País sobre rieles rígidos y con cabuses polvosos. Que no vislumbra el horizonte de la democracia constitucional y cómo llevar a México hasta allí.

Porque la Suprema Corte tiene cada vez más peso, pero en ocasiones no sabe cómo usarlo. Porque la Suprema Corte tiene cada vez más influencia, pero a ratos no la ejerce como podría. Porque la Suprema Corte todavía no entiende su papel en la nueva era y cómo desempeñarlo. En vez de entrar de fondo a los asuntos clave, prefiere rehuirlos. En lugar de ensuciarse las manos con los temas trascendentales, prefiere lavárselas. En algunos asuntos adopta una actitud de avanzada pero en otros se queda en la retaguardia. Prefiere una visión minimalista, estrecha, procesal de su función. La Suprema Corte como oficina de trámites con la ventanilla cerrada. Los Ministros como defensores de la ley electoral pero no de los ciudadanos que afecta. Sembrando legalidad pero cosechando injusticia.

Ésa es la imagen que crea la Corte en torno a las candidaturas independientes. Ése es el mensaje que la mayoría manda con el voto que emite sobre la demanda de Jorge Castañeda. Un mensaje sombrío, un mensaje desesperanzador. Las reglas partidistas valen más que los derechos ciudadanos. Las leyes electorales sólo pueden ser cuestionadas por quienes las elaboran y se benefician de ellas. La Corte toma decisiones "apegadas a derecho" pero no entra al fondo de ellas. La Corte sólo atenderá las demandas de minorías en el Congreso, de la PGR, de los partidos políticos. Los jueces no están allí para promover los derechos esenciales sino para legitimar las reglas electorales. No están allí para forjar una democracia constitucional de derechos plenos, sino para contemplar una democracia electoral de derechos restringidos. Una democracia que tal y como está protege a los partidos pero pisotea las garantías individuales.

Ni modo, así es el sistema mexicano. Ni modo, tal vez sea injusta la exclusividad de los partidos sobre las candidaturas y no nos toca ocuparnos. Eso dicen los seis Ministros que votaron por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR