Destila historia

AutorLaura Santander

Abrir una botella de tequila resulta un acto ceremonioso, ya sea para acompañar una comida, curar un corazón roto, celebrar un bautizo o una boda, protagonizar un viernes de fiesta o amortiguar el efecto de los frentes fríos.

Aunque ser mexicano no implica necesariamente ser amante del tequila, este elíxir, proveniente del agave, trae recuerdos y cierto sentido de identidad. La historia y trascendencia de este destilado como emblema nacional se remonta hasta la Nueva España.

DEL PULQUE AL VINO DE MEZCAL

En tiempos prehispánicos, el maguey era sagrado, y el pulque, fermentado de su aguamiel, una bebida ritual restringida.

Ante la falta de sus espirituosos, los españoles llegados tras la Conquista degustaron las bebidas elaboradas por los indígenas.

Más tarde, introdujeron el proceso de destilación, principalmente en los territorios de los Estados de Jalisco y Nayarit, en ese entonces Nueva Galicia. Por medio de alambiques -de origen árabe-, comenzaron a producir "vino" de agave o de mezcal.

Muchos sacerdotes consideraban que el vino de mezcal incitaba al pecado capital, y no solamente ellos lo tuvieron en la mira: durante 1600 y 1700 la producción tuvo sus vaivenes debido, principalmente, al conflicto de intereses económicos que causaba a la Corona Española.

A pesar de los impuestos, las censuras y las prohibiciones, su elaboración y consumo continuaron en ascenso, desplazando a los vinos españoles.

El año de 1795 fue trascendental para el tequila: José María Guadalupe Cuervo recibió de Carlos IV la primera licencia para producir vino de mezcal. ¡La industria clandestina había, entonces, dejado de serlo!

Tras 10 años, Cuervo, la productora tequilera más antigua, había establecido un imperio. El vino de mezcal comenzó a correr por el territorio novohispano.

Para el siglo 19, entre Tequila y Amatitán, existían 24 ranchos y haciendas dotadas de plantaciones de agaves. Cuando todo parecía ir viento en popa para el destilado, la Guerra de Independencia devastó haciendas y afectó las exportaciones.

Aún con todo en contra, el consumo del vino de mezcal se incentivó, sobre todo entre la población en combate, y se adoptó como estandarte de emoción y sentimiento nacionalista.

UN TREN DE AGAVE

Durante el Porfiriato, los productores de tequila se beneficiaron de la industrialización: el ferrocarril amplió las rutas, disminuyó el tiempo de distribución y aportó seguridad tanto a la mercancía...

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