El dibujo y los niños

AutorLourdes Zambrano

Las crayolas, los colores y los plumones son de los mayores tesoros de la infancia y es que, ¿a poco no se desata una emoción indescriptible cuando llega una caja nueva de múltiples tonos?

Especialistas en sicología y educación coinciden al señalar que el dibujar es una respuesta innata de todos los seres humanos y que sus bondades son infinitas, ya que este simple ejercicio ayuda al desarrollo motriz, emocional e intelectual de las personas, especialmente en la infancia.

Pero hay un problema: se está convirtiendo en una actividad en extinción en casa.

"En la escuela sigue siendo una actividad a la que se le da mucha importancia, pero en casa no tanto. En casa, ambos padres trabajan, es poco el tiempo que realmente pueden convivir con sus hijos y se delega mucho la responsabilidad tanto de la atención como el cuidado de los niños, en el mejor caso a otro adulto, pero también a la televisión o la computadora", señala Áurea Díaz de León, sicóloga infantil.

Nelly Rovira maestra de kínder dice que en los últimos años los niños casi no dibujan en casa.

"De 5 a 7 años para acá ha disminuido mucho la importancia que los papás le dan al manejo de la creatividad en casa".

"Los niños te lo dicen: 'mi mamá no me deja pintar en el piso porque se ve sucio'", ejemplifica la educadora.

A quienes se les estimula a dibujar, destacan por su sociabilidad, creatividad y hasta por su gusto por el canto, por esa facilidad para expresarse.

CON EL CHIP EN LA CABEZA

La expresión gráfica en el ser humano es una actividad innata.

"Desde pequeñitos los niños empiezan a garabatear, aunque no se desenvuelven en un ambiente escolarizado", dice Díaz de León.

A los 18 meses, los infantes toman ya un instrumento grueso, como las crayolas grandes o pintura digital, y se les activa el área psicomotora de inmediato.

"Estos primeros trazos, no sólo son los primeros pasos de la expresividad, sino son un paso previo para el desarrollo de la palabra escrita".

En paralelo con el gateo se empiezan a establecer ciertas interconexiones cerebrales que van a permanecer estables a lo largo de toda la vida. A esta primera etapa se le conoce como garabateo descontrolado, pues los pequeños sólo buscan sensaciones y movimiento; incluso, no le ponen atención a lo que están dibujando, por eso les gusta tener espacios amplios.

"Le...

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