Digisexualidad, la nueva preferencia

AutorIvonne Valdés

La alternativa social y sexual que parecía un signo de un futuro lejano en películas como El Quinto Elemento (1997) y Blade Runner (1982) o, incluso, en series de televisión más actuales como Westworld (2016), ya está presente.

La digisexualidad, el enamorarse y tener relaciones sexuales mediante la inmersión a la tecnología, ya es considerada una nueva preferencia sexual.

Un informe publicado recientemente en el Journal of Sexual and Relationship Therapy argumenta que los psicoterapeutas deben prepararse para un aumento en el número de pacientes digisexuales.

"Es seguro decir que ha llegado la era del sexo virtual de la inmersión", dice en entrevista para EL NORTE el profesor Neil McArthur, coautor del estudio y director del Centro de Ética Profesional y Aplicada de la Universidad de Manitoba, en Canadá.

El estudio pretende motivar a las personas a pensar en las implicaciones de la digisexualidad, reconocerla como una realidad válida y promover que especialistas en salud mental se informen acerca de esta tendencia.

"La preocupación principal que tenemos es que la visibilidad ganada por los digisexuales conlleva estigmatización. Mucha gente se burla de este estilo de vida o siembran pánico hacia estas tecnologías", señala McArthur, quien escribe también, el blog Morallust sobre ética

sexual.

Una posible distorsión de imagen corporal y el impacto en la percepción de las relaciones humanas, supone una tarea de documentación para terapeutas.

"No utilizamos el término adicción", dice el autor, "pero ciertamente como con cualquier otra tecnología, existe el uso problemático".

De acuerdo con McArthur, la digisexualidad puede ser explorada por sus beneficios para aquellas personas con un historial de trauma psicológico-sexual e, incluso, como material educativo para adolescentes.

"Todos usamos tecnología en nuestras relaciones y en nuestra sexualidad, así que los terapeutas tienen que asegurarse de fomentar la inmersión correcta y entenderla en cualquier modo", dice el especialista en filosofía y sexualidad.

La digisexualidad se experimenta a través de una inmersión a la tecnología, lo que forma un vínculo de afecto, no porque la tecnología asemeje necesariamente a un ser humano, sino porque la intensidad de la conexión logra provocar satisfacción.

"No creo que se le preste la debida atención al aislamiento sexual y a las dificultades que la gente sufre para formar relaciones", comenta McArthur.

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