Meridiano/ Diversificar, diversificar...

AutorDavid Peñalfaro

Una regla de oro en las finanzas es la siguiente: la diversificación disminuye el riesgo o, lo que es lo mismo, es mejor prender dos o más veladoras, bien resguardadas de los chiflones y ventarrones, por si uno o más Santos andan un poco desbalagados con esto de las interminables posadas o con otro pretexto banal. Esta misma regla aplica en toda la extensión para muchos aspectos de la vida personal (haga sus cuentas y sus apuestas, querido lector), pero también para el devenir de las naciones.

En México nos sentimos muy contentos y hasta orgullosos de que nuestra economía no depende ahora del petróleo como lo hacía hace 20 años. Lejanos son los tiempos lopezportillescos y diazserranescos en que nos iba en la feria dependiendo de como se movía el carrusel de los barriles. El valor de nuestras exportaciones petroleras es ahora más o menos una quinta parte de lo que enviamos al extranjero, por lo que en ese aspecto hemos logrado pasar, con muchos ídems, unos cuantos huevos a la canasta de la producción manufacturera. Lo anterior es sin lugar a dudas un gran logro.

Pero en el camino de disminuir el riesgo, es decir, de la diversificación, nos falta mucho trecho (y de pura terracería reparada y supervisada por Protección Civil) por recorrer, siendo nuestro principal obstáculo la dependencia que continuamos teniendo con los Estados Unidos

Es cierto que se han hecho muchos esfuerzos gubernamentales en los últimos años para tratar de romper ese cordón umbilical, pero lo lamentable del caso es que, como tantas de las instancias que promovió la Secretaría de Comercio (qepd), las ganas y las buenas intenciones se quedaron tan sólo escritas en el papel con todo y firma y membrete. Somos orgullosos signatarios de tratados de libre comercio con varios países y regiones: es más, tenemos el récord Guinness de tratados de libre comercio, pero el termómetro de la realidad no nos indica que haya habido muchos cambios. Lo que sucede es que los ojos y el olfato de nuestro país siguen atentos a lo que sucede al norte del Río Bravo, o Río Grande, como dicen por allá.

La mala noticia que acompaña a este comentario decembrino se refiere a la posibilidad de que nuestros vecinos empiecen a desacelerar su ritmo de crecimiento económico pronto, muy pronto, quizás más pronto de lo que esperamos... ¡gulp...!

Lo que sucede es que nos hemos acostumbrado, (malacostumbrado permítanme corregir) al ritmo de crecimiento económico de los Estados Unidos, y por lo tanto no hemos...

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