Ecos de viaje / Visita Santo Domingo: Puerta de América

AutorAdalberto Ríos

En la isla La Española, hoy ocupada por República Dominicana y Haití, se tomaron decisiones que definieron el perfil de América Latina. Santo Domingo, la capital dominicana, abre su centro histórico, restaurado y revitalizado, para disfrutarlo y palpar la historia compartida

Del verano permanente a la eterna primavera

Un joven extremeño de 19 años desembarcó en Santo Domingo en 1504 e incorporó a sus sueños de grandeza tener, algún día, un palacio como el que vio levantar a orillas del río Ozama.

El palacio, conocido como el Alcázar de Diego Colón, era la residencia del hijo de don Cristóbal Colón.

Aquel joven extremeño tuvo que comportarse discretamente en medio de las intrigas, planeando cada uno de sus pasos; vivió enfrente del alcázar en un edificio que ahora lleva su nombre y es la embajada de Francia.

En la humedad y calor sofocante del trópico, puso en práctica sus conocimientos adquiridos en la Universidad de Salamanca y sus notables habilidades para manejarse entre sus enemigos, como un zorro, con la insidia que caracteriza a los amantes del poder.

A 15 años de su llegada se hizo a la mar para iniciar una sorprendente gesta que, al consumar, le permitió reproducir -casi como calca- con su logia y perlas isabelinas, en una colina de Cuernavaca lo que ahora conocemos como el Palacio de Cortés. El torreón fue añadido recientemente.

El alcázar de Diego Colón, en Santo Domingo, es digno de visitarse, por su valor histórico y por la ambientación con muebles de época que hizo posible el apoyo del gobierno español.

Últimos suspiros del medievo

En 1512 comenzó a levantarse la primera catedral del continente americano, al principio fue de paja y madera, pero conforme cobraban importancia los resultados de las exploraciones y la Conquista se transformó en una edificación de material calcáreo.

La fachada de la Catedral de Santo Domingo es fiel testigo del momento en que llegaron los españoles al Continente, pues cuenta con tres puertas, dos góticas y una plateresca, inequívoca señal del momento de transición.

Cuando se ingresa al templo se siente uno en el medievo, especialmente por su bóveda de crucería, una de los principales elementos que caracterizan a las construcciones góticas. Los juegos de columnas y nervaduras son realmente hermosos y son expresiones finales de la Edad Media que languidecía para dar paso a las luces del Renacimiento y la exuberancia barroca.

En esta catedral, se dice, estuvieron los restos de Cristóbal Colón. Pero...

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