Eduardo Caccia / Inquisición y etnocentrismo

AutorEduardo Caccia

Primero fue sospechosa, luego culpable. Se le expropiaron sus bienes y su descendencia fue despojada de derechos y beneficios. En el acta de diligencia del tormento a Doña Francisca Núñez de Carvajal se lee: "Y estando desnuda con unos zaragüelles y la camisa baja, en carnes de la cintura arriba, fue tornada a amonestar que diga la verdad con apercibimiento que se pasará con el tormento adelante [...]Fuéronle mandados ligar los brazos flojamente, y estando ligado fue vuelta a amonestar [...] se le dio segunda vuelta de cordel [...] y dio nuevos gritos:Que se muere, que se muere, y que le den la muerte junta porque la descoyuntan del todo y le acaban la vida, que no lo puede sufrir, y si más supiera lo dijera [...]Le fue mandada dar tercera vuelta de cordel [...] y dijo:Ya tengo dicho que creía y guardaba la ley de Moisén y no la de Jesucristo;y dio nuevos gritos, y que hayan misericordia de ella [...]". Ya luego la tendieron sobre el potro.

Me interesan los motivos por los cuales el Tribunal del Santo Oficio torturaba personas, no por tratarse de la religión católica en particular sino por haber actuado en nuestro país y con nuestros antepasados (algunos quizá del lado que no quisiéramos). De la misma manera encuentro aberrantes las creencias fundamentalistas agresivas que en Mea Shearim se expresan apedreando vehículos motorizados el Shabat, o la inmolación islámica que en nombre de Mahoma destruye lo que considera hereje.

La reciente ola de nacionalismo amenaza con regresarnos a oscuros capítulos de la historia donde, guiados por el prejuicio, la superstición y un etnocentrismo miope (perdón por el pleonasmo), el ser humano escribió renglones torcidos, en busca de mantener a raya al otro, al distinto, no sólo en aspecto sino en manera de pensar.

Hace unos días Mural dio cuenta de que Alfredo Peña, abogado y filósofo, fue expulsado de un club de golf en Zapopan por tener tatuajes en los brazos (representaciones de sus hijas, su madre, imágenes aparentemente no ofensivas para la comunidad). Amigos judíos me han dicho que se les negó la membresía por su filiación étnica. La esencia de las prácticas inquisitoriales y fascistas sigue viva. De existir la Santa Inquisición muchos de nosotros iríamos vivos a la hoguera por motivos que hoy consideramos inofensivos: usar ungüentos, creer en amuletos, prender velas y sahumerios, tomar pócimas sospechosas, que otrora se consideraron...

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