Eduardo Caccia / Metáforas de cambio

AutorEduardo Caccia

Los griegos pugnaron por un crecimiento personal y social en función de equilibrar en la vida la cantidad con la calidad, algo así como, si por tener no soy mejor, no vale tener. Sabían que si la persona tiene inclinación cualitativa en la vida, estará regida por valores, mientras que aquellos con proclividad a lo cuantitativo de la vida se rigen por interés.

El nivel de corrupción de la sociedad mexicana (lastre no exclusivo de la clase política) retrata a una tribu ávida de tener, que ha puesto el ser muy lejos de lo prioritario. Somos una sociedad seriamente corrupta, mal alimentada por una escandalosa impunidad. ¿Es posible revertir esto?

Veo dos grandes caminos de cambio cultural, uno es abrupto y violento, producto de un choque, sus efectos modifican la cultura de un día para otro. Recordemos el miedo que generó la epidemia del virus H1N1. A raíz de aquello nuestra cultura se reprogramó: incorporamos a nuestra cotidianidad el gel desinfectante. De no haber habido este trauma colectivo la adopción inmediata del gel hubiera sido imposible.

Haciendo una analogía con el país, el cambio abrupto sería un golpe de Estado donde se encarcele a prominentes figuras corruptas y además se recuperen los bienes. De la noche a la mañana la impunidad comenzaría a revertirse y una mano dura aplicaría el Estado de derecho. Este panorama, por sus efectos colaterales, es poco deseable. En contraparte, el cambio gradual (segundo camino) implicaría que cambiemos para bien en algo en particular, para luego avanzar hacia otro cambio mayor.

La primera ley del cambio es creer que el cambio es posible. La sociedad mexicana debería experimentar pensamientos de cambio, para luego materializarlos en acciones. Pondré un ejemplo. Hace unos años fui a ver un partido de futbol de mi hijo en un complejo deportivo de la ciudad de San Diego. Había 6 canchas y me dirigí a donde creí estaba jugando (me guié viendo a la distancia el físico de los jugadores y su técnica). Cuando estuve más cerca del campo miré con sorpresa que se trataba de mujeres. No pude más que alabar su gran avance en este deporte, recordé incluso que las norteamericanas son las campeonas del mundo.

En 1971 se jugó en México el segundo campeonato mundial femenil. Tengo vagos recuerdos de aquel evento donde en general las mujeres eran torpes con el balón, nada que ver con el talento que tienen hoy. Una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR