Eduardo Caccia / Mundos en fusión

AutorEduardo Caccia

Quienes somos testigos vivenciales de estos tiempos de pandemia, también lo somos de una era de posibilidades. Nunca antes en la historia de la humanidad hubo tantas mentes tratando de encontrar caminos abiertos, nuevos caminos o inéditas formas de avanzar. Es una especie de época fusión donde aceleradamente se unen las realidades que hemos sido capaces de crear, en forma material o a través de la imaginación.

Las distintas etapas del progreso muestran que lo que se imagina puede crearse. La epopeya contada en De la Tierra a la Luna fue ciencia ficción hasta el año de 1969 cuando -y de acuerdo a los periódicos de la época- el hombre "conquistó la Luna". El coronavirus, omnipresente, está revolucionando el paso del avance. Hablamos de un "mundo virtual" o "digital" como una realidad paralela, siendo que cada vez es más fuerte su influencia en lo que llamamos "mundo real". Estos "dos mundos" se fusionan para tener simplemente una realidad. Lo mismo podemos decir de la ciencia ficción y la ciencia.

Algo que ha puesto en jaque a los sistemas de seguridad sanitaria es la incapacidad para ver quién es portador asintomático. Esta invisibilidad es un arma formidable del enemigo; se revela hasta después de ciertos días o, incluso, no se manifiesta; mientras tanto, se multiplica en otros cuerpos. La fragilidad del oponente, es decir, nosotros los humanos, es vivir en un estado de ignorancia, de aquí que una batalla fundamental, mientras se encuentra una vacuna de uso generalizado, son las pruebas para luego actuar en consecuencia. Necesitamos revelar lo invisible.

Otras enfermedades dan pistas inequívocas de su presencia, la naturaleza avisa en forma de manchas sospechosas, bubones, pústulas supurantes, heces anormales, vómito, esputos nauseabundos y excreciones no habituales. Se trata de advertencias que provocan asco, alarma, para que el sano no se acerque y el enfermo actúe. Del mismo modo experimentamos repugnancia al sentir las seis patas de una cucaracha caminándonos por el cuello. En el caso del SARS-CoV-2, los avisos llegan demasiado tarde, somos, sin saberlo, un caballo de Troya. Esta aparente normalidad, avanzada silenciosa del virus, facilita su propagación.

Dos gigantes tecnológicos (hace poco antagónicos), Apple y Google, trabajan de la mano para darle visibilidad al villano. A través del llamado "rastreo de contacto" muy pronto...

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