Eduardo R. Huchim / Debate: la cuna y el destino

AutorEduardo R. Huchim

La cuna es destino para la mayoría de los mexicanos que nacen en la pobreza extrema. Es decir, quienes nacen en los hogares más pobres, casi con seguridad morirán en la misma pobreza, independientemente de sus talentos y capacidades.

Esa es la desesperanzadora conclusión de un reciente y documentado análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Delajara, De la Torre, Díaz-Infante, Vélez, El México del 2018: Movilidad social para el bienestar). Y esa es una asignatura que quedó pendiente en el tercer debate presidencial de este martes 12 de junio. La desigualdad y su prima hermana, la falta de movilidad, quedaron en generalidades y debieron estar en el centro de la discusión, porque se vinculan estrechamente con los otros temas de la noche yucateca como el crecimiento económico, la educación, la salud y la ciencia y tecnología.

El crecimiento económico no es sólo asunto de estadísticas, sino de que, junto con la economía, crezcan también las oportunidades de desarrollo para toda la población, en particular para la menos favorecida económicamente. La educación es un derecho universal, pero ¿cómo puede materializarse cuando hay decenas de miles de estudiantes que no pueden cursar su educación superior porque las universidades son insuficientes? En este sentido, hay que aplaudir las buenas intenciones de Andrés Manuel López Obrador y de Ricardo Anaya de terminar o atenuar el problema de los rechazados, pero se precisa que sea mediante educación de calidad. Las becas que prometieron los candidatos deben ser diseñadas y financiadas adecuadamente y no debería excluirse la participación del empresariado, aunque lleve la "X" en su nombre, en los esfuerzos gubernamentales por ampliar la oferta e impulsar la calidad educativa en todos los niveles, incluso el superior.

En otros países se habla de movilidad social, en México habría que hablar de inmovilismo social. La casi ausencia del tema en un debate que tuvo entre sus ejes centrales la pobreza y la desigualdad confirma una de las conclusiones del mencionado estudio: la movilidad social no se ha tomado en cuenta lo suficiente por los actores políticos. Desde esta perspectiva, si no se rompe tal acuciante fatalismo, el fracaso seguirá acompañando a los programas sociales, que consumen miles de millones de pesos de los contribuyentes y sirven fundamental y canallescamente para fines electoreros.

Desde otra perspectiva, en el centro del debate en...

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