Encanta la chirimía

AutorClaudio Quezada

Su nombre de origen latín define su aspecto; flauta de caña, sus sonidos conocidos como la ''Música de Dios'', indican celebraciones y fiesta. Sin embargo, su practica desaparece paulatinamente por las escasas personas que la ejecutan.

En México, su eminente presencia puede admirarse en estados como Oaxaca, Tlaxcala, Estado de México y Jalisco, mientras que Honduras, Perú y pequeñas regiones de España e Italia aun ejecutan los sonidos de este sencillo pero mágico instrumento de madera.

El origen del artefacto data de miles de años de antigüedad, con la peculiaridad de haber sonado en todos los continentes. En territorio mexicano, su llegada vendría de la mano de los colonizadores españoles, quienes interpretaban en él su música militar, religiosa y festiva en época colonial.

En Jalisco fue arropado con inmediatez, principalmente por los nahuas de la región, comunidad que adoptó una de las versiones antiguas de chirimía, la tipo oriental, que utilizaba cuatro lengüetillas elaboradas de palma real -en lugar de carrizo-, amarradas a tubillos a manera de tapón. En la actualidad, la elaboración del instrumento depende de la región.

''Se hacen de diferentes tamaños y tipos de madera, dándoles varias entonaciones y afinaciones. También la anchura y las boquillas determinan sus sonidos (...). Se fabrican de acuerdo a como lo hacían los primeros chirimiyeros de la zona'', explica Moisés Rosas Galán, chirimiyero mayor de Tlaquepaque.

Su uso en Europa se remonta a la Edad Media. Las crónicas francesas del siglo 13 hacen mención del instrumento de una sola pieza hecha con madera y semejante al oboe. En nuestra región, se asocia con fiestas patronales y carnavales, anunciando la llegada de las celebraciones populares a los pueblos de Jalisco.

''El conjunto de la chirimía conocido en Jalisco está integrado por dos músicos, uno que toca la chirimía propiamente dicha, y otro que percute un tambor de doble parche, redoblando con un par de baquetas'', comenta el etnomusicólogo Ernesto Cano Lomelí.

''El parche del tambor tiene que ser de cuero, eso le da un mejor sonido. En otras regiones se le agrega la tambora, y en otras más es el chirimiyero, tambor, tambora y tres pequeños tamborcitos'', explica Moisés Rosas, quien desde hace casi 50 años mostro interés por la subsistencia de la tradición.

''En los años setenta conocí a dos chirimiyeros, uno de San Juan de Ocotán y otro de Santa Ana de Tepetitlán. Sabía que ellos algún día ya no iban a poder tocar y me...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR