Enfrentan 'demonios'

AutorFernanda Carapia

Ni la imagen de San Judas Tadeo o de la Virgen de Guadalupe que tienen en el tablero o el parabrisas son suficientes para que los choferes del transporte público enfrenten tres "demonios": el calor, el tráfico y el tiempo.

Rubén es operador de la Ruta 258. No dice nada, sólo recibe el dinero y entrega los boletos. Mira el retrovisor y un reloj que tiene a un lado del volante.

"Si me alcanza ya no voy a poder subir gente, sólo bajar al pasaje y luego recuperar tiempo y es ahí donde más accidentes ocurren porque uno le pisa para recuperarse", admite.

Aunque su trato es atento con los pasajeros, en su rostro se refleja la desesperación de estar atrapado en un embotellamiento que avanza a vuelta de rueda. No lo piensa y se sale de su derrotero original para no perder tiempo.

La ruta de Rubén todavía no entra al nuevo modelo de transporte por lo que su paga depende de los boletos que venda -le dan el 20 por ciento- y su horario laboral excede las 14 horas al día sentado al volante, lo que ha mermado su salud, pues padece de la cintura y sobrepeso.

Martín, operador de la Ruta 626 ya está fastidiado. Su pierna se mueve incesantemente mientras la gente aborda la unidad en el Parque Revolución, apenas ve que la última persona tiene los dos pies en la escalera y arranca.

No avanza mucho. Una señora se atravesó...

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