Enfrentan lucha contra comida

AutorAlejandra Atilano

Su droga es la comida y todos los días se prometen a sí mismos no volver a comer compulsivamente.

Algunos comen de manera desordenada por tristeza, para esconder sus emociones, porque están contentos, porque no se aceptan como son.

Cada persona tiene una historia distinta, pero a la vez es la misma disfrazada con diferente máscara.

Después de mucho tiempo se dieron cuenta que tenían un problema y decidieron hacer algo para resolverlo.

Ellos son los comedores compulsivos anónimos, quienes al igual que las personas que consumen alcohol o algún tipo de droga ilícita se reúnen para compartir su experiencia y brindarse ayuda unos con otros.

El primero en hablar fue un hombre que reconoció utilizar la comida como una aspirina cuando se sentía mal, aunque entre risas reconoció que también cuando se sentía alegre.

Después siguió otro hombre, joven y bien parecido, que si uno lo mira en la calle no imaginaría que alguna vez tuvo problemas de obesidad.

Él manifestó que adelgazo 45 kilos y que cuando era obeso lo que más le aterraba en la vida era meterse a una alberca y salirse de ella.

"Era una proeza, dejaba la toalla cerca, esperaba a que todos se fueran para que no me vieran", expresó Roberto.

Antes de adelgazar y llegar a su peso ideal, Roberto probó de todo dietas, pastillas, hipnosis, acupuntura, parches franceses y hasta pensó en la cirugía.

Después habló Fátima, quien sufría bulimia y relató que su día consistía en comer compulsivamente parte del día y el resto hacer ejercicio para bajar todo lo que comió.

"Yo estaba enamorada de la comida", comentó Fátima.

"Era mi amiga incondicional era la comida y tenía dificultad de relacionarme con las...

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