Enrique Krauze / El presidente frente al mal

AutorEnrique Krauze

Para caracterizar la naturaleza del mal, el presidente López Obrador no recurre a los marcos legales de una república sino a la esfera religiosa, en particular a dos de los Diez Mandamientos: "No mentirás", "No robarás". Extrañamente, en su discurso aparece poco el precepto que, desde el origen, norma la vida en sociedad: "No matarás". ¿Cómo operan, en la práctica, sus creencias?

"No mentirás". Aunque el presidente solía repetir que no miente, en tiempos recientes ha dejado de mencionarlo. Su diaria exposición de los problemas del país no se caracteriza por la sencilla y sincera confrontación de la verdad sino por la imprecisión, la evasión, el silencio, el insulto o la descalificación de quien lo cuestiona, y sí, la mentira. En la era de las "fake news" puede parecer normal que declare tener "otros datos" y que su público cautivo los avale, pero un sector creciente de la opinión sabe que esos datos alternativos son demostrablemente falsos. En los tiempos actuales no hay mentira impune.

"No robarás". La corrupción (entendida como el uso privado de los recursos públicos) ha sido la llaga mayor de nuestra vida pública y es loable la voluntad de enfrentarla, pero no basta la prédica moral del ejemplo o la palabra. La única vía probada es la denuncia de la prensa independiente, la información de instituciones autónomas de transparencia y la acción de un aparato judicial independiente, tres entidades que López Obrador -para decirlo con suavidad- desestima. Por lo demás, la discrecionalidad de varias decisiones de política pública (concesiones, nombramientos) y la presencia en su entorno de figuras emblemáticas de la corrupción (no solo económica sino sindical, política y electoral) restan credibilidad a sus empeños.

"No matarás". Como si se tratara de un mandamiento incómodo, el presidente suele eludir la palabra "criminales" o "asesinos". En alguno de sus exhortos se refirió eufemísticamente a "las personas que se dedican a esas actividades", como niños traviesos que merecen la reprimenda de las madres y abuelas por haber hecho algo malo o, mejor dicho, maloliente, que produce asco. El presidente no cree en la existencia intrínseca del mal (en particular del mal extremo, el asesinato). El presidente cree que todo asesino es una víctima del orden social. Por eso declaró que le "conmueven" las condiciones carcelarias del Chapo Guzmán, por eso tuvo expresiones de...

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