Enrique Krauze / Un soldado de la salud

AutorEnrique Krauze

En busca de inspiración para estos días de miedo e incertidumbre, he recordado la trayectoria de un héroe de la medicina en México: el doctor Jesús Kumate Rodríguez.

A veces los desastres naturales sacan lo mejor del ser humano: el espíritu combativo, el afán de perseverar, la fe traducida en obras. Fue el caso de Kumate en 1985. Con una larga trayectoria académica, reconocimiento científico nacional e internacional, y decenas de obras publicadas sobre enfermedades infecciosas, inmunología y vacunas, en aquel año trágico del terremoto Kumate compartió con Guillermo Soberón Acevedo, entonces secretario de Salud, la misión de reformar la salud pública mexicana. Hicieron una mancuerna admirable.

Todo comenzó ese año. Como subsecretario, Kumate diseñó el primer programa de rehidratación oral, que redujo significativamente la mortalidad infantil. Fundó el Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI) que dio origen en 1987 al Instituto Nacional de Salud Pública. Creó las Encuestas Nacionales de Salud que mejoraron sustancialmente el Sistema de Vigilancia Epidemiológica en áreas como paludismo, sarampión, diarreas, cólera. El antiguo Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales se convirtió en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), cuya labor de vigilancia epidemiológica se acompañó con una red de laboratorios estatales de salud pública. Ese mismo año Kumate dio inicio a los Días Nacionales de Vacunación, orientados principalmente a combatir la poliomielitis. Esta labor titánica, sin precedente en nuestro país, implicaba una compleja organización logística: había que vacunar a 11 millones de niños en un solo día, incluyendo a los que habitaban en 100,000 comunidades con menos de 100 habitantes. Parecía imposible, pero se logró.

La continuidad de visión entre Soberón y Kumate (secretario de Salud entre 1988 y 1994) dio resultados perdurables. En octubre de 1990 se eliminó la transmisión del virus de la poliomielitis. En 1992 todos los niños mexicanos quedaron inmunes frente al sarampión. El mismo año Kumate diseñó la Semana Nacional de Vacunación, que incluía suplementación con vitamina A, antihelmínticos, sales de rehidratación. Gracias a estas medidas, se registró una ganancia de cuatro años en la esperanza de vida al nacer. El combate al paludismo que rebrotó en 1985 llegó a controlarse al cabo de unos años. El Programa de Agua Limpia disminuyó la mortalidad por...

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