Entrevista / Miguel Ángel Martínez Espinoza / Inocencia perdida

AutorPedro Mellado

Desde una posición privilegiada vivió, con asombro, desbordante alegría y algo de miedo, la llegada del PAN al poder hace 18 años. Experimentó cómo su partido fue perdiendo la inocencia hasta extraviarse y equivocar el rumbo, debido al abandono de los principios y de la formación doctrinaria que le dio su sentido humanista original al PAN.

Fue secretario de Educación en Jalisco y subsecretario en ese mismo ámbito en el Gobierno federal. Considera que la orientación que ha tomado la reforma educativa es la correcta y que los Gobiernos surgidos de su partido pusieron las bases sobre las cuales deberá apoyarse la Administración priista de Enrique Peña Nieto.

Reprocha que los padres de familia hayan dejado en manos de los maestros toda la responsabilidad de educar y formar a sus hijos. Defiende convencido las bondades de la educación laica, porque considera que la tarea espiritual de formar a los hijos en las diversas religiones, es labor que deben realizar -si así lo desean- los padres y las diversas iglesias. Esa tarea no le corresponde al Estado, que debe de ser neutral en ese terreno.

De la mano de su padre, Miguel Ángel Martínez Cruz, llegó por primera vez a las oficinas del PAN, en la calle Montenegro, cuando tenía 11 años de edad. A los 13 años se incorporó al partido y fueron sus primeros guías José Guadalupe Tarcisio Rodríguez Martínez y Roberto Sánchez del Real.

Miguel Ángel Martínez Espinoza nació en Guadalajara el 6 de septiembre de 1969, hijo de Miguel Ángel Martínez Cruz y María Teresa Espinoza Regalado. Tiene seis hermanos: Tere, Leticia, Roberto, Jorge, Luis y Gustavo. Casado con Rosana Quiñones Domínguez, es padre de tres hijos: Rosana, María Luisa y Miguel de Jesús.

ASOMBRO

¿Cuál fue su primer contacto con el servicio público?

Cuando Alberto Cárdenas Jiménez ganó la Gubernatura (el domingo 12 de febrero de 1995) yo representaba al partido ante un órgano distrital. Al terminar el cómputo me fui al Hotel Aranzazú, donde estaba en grande la celebración.

Tenía una mezcla de sentimientos. Muy contento y abrumado, pensando en la responsabilidad que se nos vendría después. Me dio un poco de miedo después del triunfo porque no teníamos ninguna experiencia en el Gobierno. Sin embargo, sólo se aprende a gobernar, gobernando, para eso no se estudia.

Yo terminé mi carrera de abogado en el ITESO en 1991, ejercía la profesión en forma independiente (en un despacho con su hermano Roberto y su padre), estaba recién casado, había tenido una participación modesta en la campaña.

Mi primera responsabilidad en el servicio público fue como asesor en la Secretaría General de Gobierno, con Raúl Octavio...

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