Ernesto Sánchez Proal / ¿Ojo por ojo?

AutorErnesto Sánchez Proal

Hace unos días el New York Times publicó la fotografía de una bandera de Israel en llamas, quemada durante una manifestación en París. En todo el mundo el sentimiento antisemita está resurgiendo fuertemente, motivado por las consecuencias en civiles de los ataques israelíes en contra del grupo terrorista Hamas, en Gaza.

Las imágenes muestran devastación y muerte entre civiles, incluyendo niños, y las noticias describen incidentes inaceptables como ataques a plantas generadoras de electricidad, imprescindible para que hospitales funcionen, y un ataque a una escuela convertida en refugio de civiles desplazados. Inclusive, The Economist dedicó su portada de hace una semana al tema, con la leyenda: "Ganando la batalla, perdiendo la guerra", en referencia al tremendo daño que estas acciones están causando en la opinión pública global sobre Israel.

Hasta Estados Unidos, tradicional aliado de Israel, condenó el ataque a la escuela, usando la palabra "horripilante"; por su lado, Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, declaró que el incidente representa "una indignación moral y un acto criminal". Estas acciones también han colocado las relaciones entre Obama y Netanyahu (Primer Ministro israelí) en un nivel calificado como "disfuncional".

Por su lado, Netanyahu ha emitido declaraciones que se alejan bastante de la diplomacia, como el retador "no traten de predecirme nunca más" dirigido a Estados Unidos el 2 de agosto, justo después de que Hamas rompió un cese al fuego gestionado por los americanos. Es cierto que todo Estado tiene derecho a defenderse, especialmente de una amenaza terrorista que en cualquier momento puede sorprender con ataques dentro de su propio territorio, ingresando por una red de túneles -sin embargo, podría haberse usado la información de inteligencia sobre la ubicación de los túneles para hacer un ataque mucho más "quirúrgico" sobre blancos definidos-... ¿o tal vez no se tenía?

La comunidad internacional, y especialmente Estados Unidos, debe condenar claramente y sin titubeos al Gobierno Israelí y sus líderes por los incidentes como el ataque a la escuela-refugio y otros actos que rayan en crímenes de guerra. Sin embargo, las reacciones de...

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